Fiesta y borrachera de goles en Pucela

La inercia y los galones pesan, claro que sí, y sirven para resolver a tu favor encuentros como el del pasado domingo ante el Elche. Un choque espeso y complicado para Muñiz y los suyos que pudo generar dudas en los sectores de naturaleza crítica. ¿Tocaba responder? No lo creo. Este equipo trabaja y trabaja, pelea sin cesar y en una tarde tranquila en la que un resbalón estaba más que permitido, arrasa por completo con un vendaval de juego, solvencia y goles. Roger, Postigo, Morales y Jason fueron los cuatro actores principales de un reparto soberbio y los encargados de poner el broche de oro a una tarde de ensueño en el José Zorilla.

Prácticamente no hubo tramos en los que no se jugara al ritmo que el Levante e imponía. Lento, rápido, con pausa, toque o vértigo. Latigazos y control fusionados en un solo equipo. La inercia ganadora, el poder del líder. En la primera ocasión clara del partido, Pau derribó a Roger y el valenciano, firme y confiado, envió la pelota al fondo de las mallas. Las celebraciones, por respeto, para otro día. 

-Roger no celebra su gol (LaLiga)-
El choque continuó por una línea mansa y sin riesgo. Sí, exactamente lo que requería y necesitaba un Levante que inyectó la segunda dosis al Valladolid, ésta letal, con un tanto de súper clase de Sergio Postigo tras la ejecución de un saque de esquina. Bueno, parte de mérito tuvo también el bueno de Pau. Descanso y 0-2. Fácil, rápido y sencillo.

Muñiz movió ficha y sentó a un exhausto Natxo Insa, tocado tras un golpe con Míchel, para dar entrada a Verza en su lugar. El alicantino no se mostró inicialmente al nivel de las últimas citas y el Valladolid aprovechó el paso por vestuarios para entonarse y buscar con más ahínco la meta de un Raúl que volvió a mostrarse infranqueable.

Además de Verza, Morales se sumó a la contienda. Tras verse relegado a la suplencia en los dos últimos envites, 'El Comandante' apareció de la nada para inventarse un golazo previa asistencia, de muchos quilates, del '7' azulgrana. La fiesta seguía en Zorilla mientras la hinchada valenciana enloquecía.

Sin embargo, no todo quedaría en el 0-3. Jason se quiso sumar al festival goleador para alzar el cuarto al electrónico y darle la puntilla a un Valladolid que quedó francamente tocado tras el pitido final. Lo de este Levante, queridas y queridos, es de otra galaxia.

Comentarios