Cámbiame la forma de mirarte

Un granota no puede estar feliz con su Levante. Hoy en día es casi misión imposible, incluso para los más optimistas. Tarde o temprano todo dará un vuelco, pero quizás cuando llegue ese momento ya todo sea un valle de lágrimas.

- La afición del Levante UD necesita volver a reconocer a su club y jugadores (@Adolfo Benetó) -

Si los últimos meses están siendo duros, la Copa del Rey también causó estragos. Nadie hubiese esperado una eliminación así contra el Alcoyano, donde tras el final del partido hay que agradecer que no hubiera más que palabras. Quico Catalán ya se encargó de poner los puntos en la "i". Más falta haría que esto lo hiciera un verdadero capitán y que sus compañeros de vestuario lo respetaran, pero en el Levante son viudas hasta para eso y nadie asume los galones que le corresponde, ni por nombre ni por experiencia.

"Ese espíritu del humilde era para mí el Levante. Yo no sé qué es el Levante hoy". No hay mejor apelación que la que hizo Gabriel Salinas en la tertulia granota de Onda Cero del pasado miércoles tras dicha última debacle. Como él, centenares y hasta miles de verdaderos e incondicionales aficionados del decano de la Comunidad Valenciana están mostrando un desapego total. 

Es intentar agarrarse a un clavo ardiendo, sabiendo que cada partido puede depararte más dolor que el anterior. Con empates o derrotas, porque la palabra "victoria" desapareció del diccionario particular de los de Orriols. Y cada vez más lejos de la salvación. ¿Plantilla sobrevalorada? ¿Permitir la relajación tras la pasada eliminación de Copa? ¿Mala gestión del área deportiva e incapacidad de los pasados entrenadores? ¿Ser cómplice Quico Catalán de ello junto a unas cifras económicas que son dignas para preocuparse? Todo suma. 

Únicamente por Alessio Lisci, De Frutos, Pepelu... no pasan los milagros. Esto es cosa de remar todos a una, empleando un vocablo que tanto gusta internamente pero que se usa muy a la ligera cuando no se la aplican ni quien debería. Desde luego, a un aficionado del Levante más no se le puede exigir. Quien piense lo contrario, que mirara la grada visitante de El Collao. Ahí tiene la respuesta.

Ahora es jornada de derbi y, posiblemente, sea de los que menos ilusión e interés están despertando a lo largo de la última década. Lo último que desearía un fiel seguidor levantinista sería una humillación contra el Valencia. Ver que se volviera a arrastrar el escudo indignamente y tener que soportar las burlas, no por aquellos que muestran una competencia sana, sino por los cafres que no saben cómo comportarse en las victorias o en las derrotas. 

Para que luego la Delegación de Peñas del Levante UD "se solidarice" con el vecino, eligiendo el momento más inoportuno. Encima de cornudo, apaleado. Por si pocos problemas hubiera en su propia casa y mostrando una nula capacidad o valor para cuestionar la gestión actual de la entidad que de verdad debe importar y representar.

Nadie sabe que pasará el lunes. Todo sea que el derbi se tiña de azulgrana. De hecho, fue al Valencia CF al último que se logró ganar en el Ciutat de Valencia. Por el corazón y por la cabeza del levantinista solo sobrevuela una cosa, hablando de tú a tú a su escudo: "Cámbiame la forma de mirarte". Queremos volver a reconocerte, Levante.


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