Las lágrimas de Morales

Fue el fiel reflejo de todo lo que rodea al club. El capitán de la nave granota no pudo contenerse de la emoción. Morales, sobre el césped del Ciutat de Valencia. Una gran mayoría de aficionados, desde sus casas. Tratando de asimilar lo que había sucedido. Un hecho que hasta alguna generación se ha perdido.

- Las lágrimas de Morales tras la clasificación a semifinales (@Quality Sports Images) -

Porque 86 años son muchos. Y quien sabe si el futuro deparará algo mejor. Bastante impensable fue la clasificación para Europa League. Ahora dos partidos separan al Levante de poder competir por levantar su segundo título. Una gesta materializada y con un guion imposible de mejorar, tal y como aludía Paco López en su rueda de prensa posterior tras el pase a semifinales. Sea como sea, que nos quiten lo "bailao".

Las mejores historias parten desde su final. Vayamos a ello. Este mediodía de jueves, no serían pocos los levantinistas que empezaron el día con ojeras. Unos por apenas haber dormido; otros por interactuar hasta las tantas de la madrugada y recrearse con contenidos multimedia o de distinta índole sobre el partido. Los gritos aún resonando en la cabeza, narraciones del gol de Roger, la avalancha de futbolistas y Paco López en la celebración... Toda una dosis potente de adrenalina liberada. Qué pena que la pandemia haya privado de presenciar algo así en primera persona. La noche fue joven; y aún lo hubiese sido más con una fiesta que se hubiera prolongado en la fuente Cuatro Estaciones o con otras reuniones espontáneas.

El camino hasta el gol fue de los de sufrir. De padecer mucho y de malas formas. Porque antes de anotar Roger en el minuto 121 y convertirse por una noche en el Iniesta del Mundial 2010, obstáculos no faltaron. El penalti (mal señalado y corregido) de Melero en el 112', la salvada con la cabeza de Postigo justo antes de la prórroga, la sucesión de paradas de un Dani Cárdenas que rozó la perfección y se suma a la primera familia levantinista... Momentos concretos que siempre quedarán en la retina. El fútbol a veces es cruel y quita años de vida, pero a veces te da alegrías únicas que son imposibles de describir. Eso no tiene precio.

De esta forma, volviendo al Morales solitario y caminante de Orriols que ocultaba su rostro mientras sonaba 'Pero a tu lado' de Los Secretos, el futuro sigue en vilo. Muchas leyendas se han ido por la puerta de atrás, a destiempo o de malas formas. Y el Comandante no merece ese final. El posiblemente mejor jugador de la historia del Levante UD no puede irse así después de todo lo que ha dado. Es más: tendría que ser casi una obligación retenerlo. 

El mundo del fútbol no va sobrado de emblemas. Y, pese a sus casi 34 años, aún hay Morales para rato. Su despedida como granota debe ser dentro de unas temporadas y de nuevo con el público en las gradas. Morales y Quico Catalán están condenados a entenderse, para firmar el acuerdo de renovación y evitar lágrimas de un cariz más dramático. Las suyas y las de todo el levantinismo.


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