Los inicios son como semillas en tierra dura: esfuerzo, paciencia y fe para romper el suelo y crecer. Aunque son difíciles y llenos de incertidumbre, son el primer paso necesario hacia cualquier logro. Superar la dificultad inicial es lo que transforma una simple idea en una realidad floreciente. Para el Levante UD de Julián Calero, el debut en El Molinón ha sido una prueba dura, pero que ha conseguido ya no solo salir victorioso, sino dejar una imagen que marca un camino prometedor.
- Los jugadores del Levante UD celebran uno de los goles ante el Sporting de Gijón (@A.Benetó | LUD) - |
El fútbol siempre confirma reglas no escritas. Una de ellas es que para saber ganar, primero hay que saber sufrir. Esto es algo que el Levante UD se lo tatuó y lo llevó al pie de la letra cuando los primeros minutos del primer tiempo y a lo largo de gran parte de la segunda mitad el Sporting de Gijón logró arrinconar a los valencianos haciendo lo que mejor saben hacer: crear superioridad en banda y sacar centros al área.
Rayos de esperanza en El Molinón
En el cielo asturiano se pudieron observar muchos claros. Además de Elgezabal, Marcos Navarro... fueron lanzados a una jaula de leones hambrientos un Giorgi Kochorashvili omnipresente y un Jorge Cabello inmensurable, que respondieron de la mejor manera posible. Kocho, con un esfuerzo sobrehumano como si del último partido de su carrera se tratase.
Encima por si no fuese suficiente, en el minuto 42 de partido decidió sentenciar el partido con un golazo de falta a la altura de lo gran futbolista que es. Así, el conjunto valenciano anotaba de falta directa tras 9 meses de sequía, siendo el segundo que consigue el georgiano. Cabello, por su parte, le puso un poco de mojo picón canario a la defensa despejando cualquier tipo de peligro que se acercaba a la meta defendida por Andrés Fernández.
Carlos Álvarez: Harina de otro costal
Por encima de todos los nombres resalta uno: Carlos Álvarez. El andaluz es la luz al final del túnel que ilumina el camino y aclara las situaciones adversas. En medio del caos, el Levante encontró en el mediapunta andaluz una salida hacía la victoria y al buen juego. Cuando para Rubén Albés estaba todo bajo control ahí aparecía 'El Pelusa' para remover todo y cambiar el sentido del juego dirección Valencia. Mientras se habla de piernas y de físico, Carlos Álvarez sigue demostrando que no hay principio más valioso que el de jugar bien con la pelota.
La otra cara de la moneda
El drama se centró, principalmente, en la banda izquierda, donde José Luis Morales se vio claramente superado por el peso de la responsabilidad, como un becario al que le toca liderar en su primer día de trabajo. Demasiado espeso con balón en los pies y muy lento a la hora de tomar decisiones, que perjudicaba al equipo en los metros finales. Lo que debería haber sido una fuente de creatividad y desborde, se convirtió en una nube gris creando una sensación de frustración tanto para él como para sus compañeros.
Buen artículo. Morales por ahora, va a otro ritmo... con más experiencia de los que había en el campo (a excepción de Andrés Fernández), las últimas dos temporadas no ha tenido muchos minutos y eso puede afectarle... pero esperemos que vaya cogiendo pronto. Yo además destacaría el trabajo del entrenador. Hacía tiempo que no veía al Levante cerrarse tan bien en defensa, aunque nos cayó un gol en un centro y hay que trabajar para evitar que centren fácilmente y evitar los remates (Navarro estuvo flojo, pero es que es verdad que Durbasin tiene ya tablas y buena pólvora y le ganó la acción).
ResponderEliminarEn general, me gustó mucho lo que vi y tengo confianza en que seguiremos así.
El sistema no ayuda a Morales hay que tener paciencia me encanto el trabajo en tan poco tiempo del entrenador
ResponderEliminarSi precisamente este sistema y posición es en dónde y cómo ha jugado Morales siempre
Eliminar