Un simple ejercicio de responsabilidad

Mirandés, Tenerife e Ibiza. Son solo tres citas recientes de una extensa lista de desencuentros. A estas alturas de liga no valen ya escudos que tapen las vergüenzas del Levante UD, ni aun cuando le da por cumplir contra los rivales más nobles. La última noche en el Ciutat solo hace que confirmar las irresponsabilidades de todos quienes defienden los intereses del decano valenciano.

- Javi Calleja y la plantilla del Levante UD durante un partido (@Adolfo Benetó | LUD) -

El calendario y el fútbol son tan caprichosos que han ofrecido al Levante incontables oportunidades ya no solo de afianzarse en el top 2 de la clasificación, sino al menos dar caza a esos puestos. Una tras otra vez se ha tirado al traste, porque cuando no es un pito es una pelota: que si las bajas, que si el cansancio, que si polémicas... Son excusas de mal pagador del Levante UD.

Anoche frente al Ibiza volvió a reafirmarse que este Levante no será justo equipo de Primera División, si lo consigue. Hasta se puede poner en entredicho si está a la altura de tener y ser merecedor de una plaza de play-off. Después de conquistar Calleja con buenas explicaciones y de la imbatibilidad de 20 jornadas, que por momentos parecía un discurso sólido, a la mínima que vinieron mal dadas se derrumbó la Torre de Babel.

Un equipo completamente plano, con escasos recursos tácticos. En cuanto pierde la bala por el mal momento físico y deportivo de De Frutos u otros jugadores de banda, la única alternativa pasa por que Iborra o Pepelu hagan algún milagro, que Joni Montiel enchufe un zapatazo desde lejos o, como la escena más repetida, bombardear balones mansos al área por parte de los centrales cuando se cuenta con una de las peores delanteras de toda la Segunda División.

Ya no es solo Javi Calleja, que por si fuera poco regaló otro show lamentable en la rueda de prensa postpartido en lugar de hacer autocrítica en base a su propio trabajo. Dicho sea de paso, habría que replantearse una continuidad del técnico madrileño se logre o no el ascenso. Aquí son igual de culpables tanto Felipe Miñambres, no capacitado para hacer un buen proyecto en seis meses de margen para la categoría de plata, como los futbolistas, donde se pueden nombrar con los dedos de una mano los que sí dan la talla. Culpa también del levantinismo por agrandar las capacidades reales de estos protagonistas.

Es 16 de mayo y en menos de un mes todo el mundo se irá de vacaciones. A los que les importa realmente bien poco el devenir del Levante, aunque sea por mero egoísmo y amor propio, que pongan los cinco sentidos en un ascenso que cada vez suena con menor fuerza. Es un simple ejercicio de responsabilidad, como el de los más de 1.500 aficionados granotas que ya retiraron su entrada para viajar a Villarreal y ahora muchos de ellos se arrepienten, pero ahí estarán haciéndose oír. 

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