Mariposas en el estómago

Deporte, pasión y sentimientos. Es una forma de ver el fútbol, con la que muchos comulgarán. Claro ejemplo se vio este domingo, en el partido entre Levante UD y FC Barcelona, donde a nadie de los presentes dejaría indiferente y le despertaría un cúmulo de sensaciones.

- Celebración del gol de Morales contra el FC Barcelona (@José Jordán | Getty Images) -


"Competir para que la afición se vaya orgullosa a casa". Cuantas veces habrán repetido esta frase tanto Paco López como Alessio Lisci. Lo cierto es que, incluso superando las expectativas iniciales, los granotas sí terminarían la semana satisfechos salvo por el resultado tras el pitido final. 

En la grada contemplaba como distintas generaciones de levantinistas reaccionaban casi al unísono. Un niño, de no más de 9 años, entusiasmado con cada ocasión a favor y golpeando fuertemente contra el suelo una bandera en los tres goles encajados. Un señor que rondaría los 70 años gritando a pleno pulmón para tratar de dar fuerzas y que era incapaz de mantenerse en su asiento. En medio de ellos, servidor al que le faltaba pasillo y escaleras reaccionando al ver cómo las opciones de victoria estaban muy presentes.

Lo cierto es que volvieron a revolotear muchas mariposas en el estómago. Esa extraña sensación, cuando te une o sientes tanto a algo o alguien. Al igual que desde 2004, cuando el Levante regresó a la primera división y tenía de nuevo "partidos grandes" contra Real Madrid y Barça. Sería tras el ascenso del centenario cuando en el Ciutat de Valencia realmente nos lo comenzamos a creer. El gol de Arouna Koné para tumbar por primera vez al Real Madrid, el memorable 5-4 al invicto Barça de Ernesto Valverde, el mejor Morales para las citas especiales...

El ver que un sueño que parecía inalcanzable pasa a ser posible, hace restar más valor a estos méritos. Es por ello que, solo quizás, a lo largo de los últimos años nos hayamos malacostumbrado a presenciar con normalidad noches de tal magnitud, más allá de las circunstancias deportivas. El próximo año muy probablemente no se reviva algo así. Solo deseo no esperar décadas para que el Levante y el levantinismo siga sintiendo esas mariposas en el estómago.


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