Cuatro partidos. Es demasiado pronto para echar a un entrenador. Javi Pereira puede perfectamente haber comenzado a cavar su propia tumba por el último partido con el Levante UD. Aunque con alto grado de dificultad, por sus manos pasa revertir la situación deportiva.
- Javi Pereira sigue sembrando dudas en sus primeras semanas como entrenador del Levante UD (@Adolfo Benetó) - |
Cuando el pasado 7 de octubre se anunciaba al técnico extremeño, la situación ya pintaba gris. El área deportiva, cuyo principal aval vino por parte de David Navarro, parecía tener claro que esta debía ser la primera opción. Desde fuera y con distintos análisis, se achacaban las debilidades en la contratación por la falta de experiencia en el puesto, en España y la implantación de un cambio de estilo bastante radical.
Hasta la fecha, Javi Pereira ha sido incapaz de reencontrar al Levante con la victoria. Dos empates y dos derrotas, con tres de esas citas disputadas en el Ciutat de Valencia. La suma del fracaso sigue creciendo y ya son 20 partidos oficiales sin ganar, récord histórico del club afincado en Orriols. Pero más preocupante si cabe es que, cuando parecía haber un ápice de optimismo, contra el Granada volvieron las sombras oscuras.
Sería el propio Javi Pereira el primero que empezó a echarse tierra encima y tirar piedras contra su propio tejado. Un planteamiento táctico difícil de entender, por propuesta y por protagonistas. Uno debe conocer los recursos de los que dispone en la plantilla. Y si bien es cierto que el Levante no dispone de perfiles ni efectivos disponibles muy diversos, al menos debes hacer un análisis DAFO, estudiar correctamente al rival y ser lo más competitivo posible.
Agachar la cabeza y asumir tu parte de culpa. De gran culpa. Es lo que debería haber hecho Javi Pereira minutos más tarde en sala de prensa. Porque si algo gusta del nuevo entrenador (no gustará tanto internamente a los máximos mandatarios ni al departamento de comunicación) es que tiene un aspecto crítico. Se le ha visto cuestionar la planificación deportiva en cuatro aspectos: la falta de extremos, los centímetros en defensa, la falta de un '9' más físico y el nivel en el lateral derecho. Hasta ahí podemos estar muchos de acuerdo. Pero faltó más autocrítica propia.
¿Pero qué más podemos destacar de Míster Pereira en su primer mes al mando? Desde su aterrizaje en Valencia, pocas notas positivas. La resistencia física es mayor, verdad. La apuesta por el juego exterior por bandas mínimamente cobra mayor relevancia, verdad. Sin embargo, el plantel cuenta con las mismas debilidades: un promedio de 2,5 goles encajados por partido, las facilidades al rival en acciones a balón parado, la falta de regularidad, la ineficacia en la pegada ofensiva... Y aún peor: las eternas dudas. Las tiene Javi Pereira y las tienen los futbolistas, sumidos en una crisis deportiva importante. La grada también las percibe y respira.
Mayor problema será si esas dudas comienzan a inundar a Quico Catalán, que no se pronunció públicamente tras la última dura derrota por 0-3 contra el Granada. O si el discurso del coach se lo toman algunos con aires de revancha para no quedar más señalados. No era Paco López; no es ni será Javi Pereira. Esto es responsabilidad de todos.
Lo que sí queda claro es que, a la espera de saber qué propuesta en firme es la que puede brindarse deportivamente al Levante en esta nueva etapa, el farolillo rojo ya acecha. Porque cuatro partidos son pocos para juzgar, reitero. Pero el fútbol moderno no entiende de tiempos.
Tal vez en unas semanas pueda redactarse el obituario de Javi Pereira mediante un comunicado oficial del Levante; o cabe la opción de que se enfunde unas alas para hacer volar al decano de la Comunidad Valenciana, con perspectiva hacia cotas más altas.
Comentarios
Publicar un comentario