Esperando a un Jefferson Lerma

El otro día conecté con el pasado. Con un pasado que tanto anhelo. En una de esas tardes desapacibles de entre semana, en las que terminas las tareas antes de lo previsto, miré la agenda deportiva. Pocas opciones. Y menos atractivas. Tan solo una me llamó la atención, un FC Bournemouth - Brentford FC de play-off de ascenso a la Premier League. En los cherry milita un viejo conocido, el último gran caballero granota: Jefferson Lerma.

- Jefferson Lerma en su etapa en el Levante UD (@Jorge Ramírez | Levante UD) -

No me resultó anecdótico ni sorprendente ver lo bien que ha calado el colombiano desde el primer momento en que aterrizó en las islas británicas. Si cabe, con mucha más presión de la que lo hizo en Orriols. Pero si algo destaca a "Jeff" es su naturalidad para hacer las cosas. Un currante nato, humilde y un todoterreno futbolístico capacitado para destacar al corte defensivo, con visión de juego y con buena finalización. Pronto se hace querer y sabe a qué debe prestarse para la causa, porque su cabeza está bien amueblada, tal vez por su pronto instinto paternal.

Jefferson Lerma ahora es uno de los líderes del Bournemouth. Tal y como ocurriese con el Levante, vivió un descenso. Pero no fue uno de los que huyó, se quedó para tratar devolver al equipo a la élite. En España y en Inglaterra. Tristemente, el bonito desenlace no se repitió. El centrocampista, al fin y al cabo, es la venta más elevada de la historia centenaria levantinista, en torno a 30 millones. Y él siempre se ha mostrado agradecido a su antiguo club, a "su Levante", dejándose ver por el Ciutat de Valencia en más de una ocasión.

Quizás por ello, desde su marcha, espero a un Jefferson Lerma. Lo espero yo y lo esperan muchos granotas. Cuando despierto del sueño, la realidad es más dolorosa. Ahora se cuenta con Vukcevic, que es ese futbolista de cristal que pasa entre lesión y lesión. 10 millones de euros de inversión que resuenan a decepción. Lo mismo ocurre con Radoja, intermitente y llegando a tocar la puerta de salida, porque Paco López no confió en él, aunque no lo admita públicamente. Y qué decir de Malsa... Con un comienzo prometedor, que invitaba al optimismo, pero con el tiempo destapando todas las carencias que posee y que no apunta a ser uno de los "titularísimos".

Porque el cafetero surgió de la nada para hacerse un hombre, destacando por sus valores. Eso y el respeto no se lo regalan a nadie. Para hacerse la idea de cómo es, una anécdota. Del día cuando a Jefferson Lerma le realizamos una entrevista para Mundo Levante UD. Había recibido un fuerte golpe en la cabeza, algo que yo desconocía por completo. Le notaba hacer gestos de molestia y dolor e incluso tuvo que entrar al vestuario a ver al doctor. Terminó la entrevista y de ahí marchó directamente a la Clínica Quirón. 

Motivos hay de sobra para admirarlo y para que sea eternamente uno de los nuestros. De esas personas y jugadores, en ese orden, que ya no abundan. Yo, mientras tanto, seguiré esperando a otro como él en el Levante.


Comentarios