Reflexionando en Nazaret: Incongruencias del aficionado

Foto: Goyo León
Este domingo viví otra agradable mañana en el Polideportivo de Nazaret. Siempre que el tiempo me lo permite, me gusta acercarme a ver a las chicas del Levante Femenino. Transmiten un fútbol pasional y cercano, y eso a mí ya me llena, más allá del resultado o que toque un día en el que salgan mejor o peor las cosas. 

El encuentro ante el Sevilla, además, me llegó en tiempos de meditación personal, lo que siempre mantiene la mente abierta para pensar sobre otros temas que tratas en el día a día. La reflexión que voy a plantear hoy es arriesgada, no lo voy a negar, pero mi intención no es criticar sino que la gente se de cuenta que lo que busca en otros lares, lo pueden encontrar bien cerquita.

Las redes sociales tienen muchas cosas malas, pero un sinfín de aspectos positivos. Uno de ellos, en nuestro caso, es el poder comprobar de primera mano las inquietudes del aficionado del fútbol en general y del Levante en concreto. Tenemos la costumbre de criticar mucho el inaccesible mundo del balompié moderno y poner en jaque sus costumbres, cada vez más lejanas de los seguidores de a pie. Sin embargo, hemos de reconocer que estas críticas van acompañadas de ciertas incongruencias de las que quizás no nos percatamos. Y de ahí viene el objetivo de este artículo.

Foto:Paco León Blanca
¿Cuántas veces nos hemos quejado de lo difícil que es acceder a los jugadores de fútbol? ¿Cuántas veces hemos criticado que el dinero que mueven las grandes ligas, consigue que muchos futbolistas vivan en una burbuja, muy lejana de los problemas cotidianos de la gente?¿Cuántas veces nos quejamos de lo caro que es poder disfrutar un rato de deporte de alto nivel? ¿Cuantas veces añoramos un fútbol más sano y menos mediatizado e influenciado? Si me equivoco, no dudéis en corregirme, pero estos y muchos más tópicos del fútbol moderno nos suelen invadir en muchas de nuestras consideraciones.

Es cierto que quizás la afluencia de público a Nazaret ante el Sevilla estuvo bastante influenciada por las fechas festivas en las que nos encontramos, pero sabemos que a pesar del buen ambiente de algunos domingos, queda mucho camino por recorrer en cuanto apoyo al equipo más laureado de nuestro club. Y no solo hago referencia al Levante, si no que esta reflexión es extrapolable al resto del fútbol español. ¿Y que tiene que ver esto con lo comentado en los párrafos anteriores? A ello voy.

El fútbol femenino en general, y las chicas del Levante en concreto, nos ofrece todo eso que echamos de menos del fútbol masculino de primer nivel. Un juego basado en el esfuerzo y la entrega, no exenta de una calidad que ya quisieran más de uno y más de dos futbolistas de la Liga BBVA, fruto de vivir este deporte con la pasión extra que aporta el saber que siempre que sigan jugando es porque siguen disfrutando de él. Ellas saben que, en el caso de la mayoría, el fútbol no les soluciona la vida, y por ello casi todas las jugadoras tienen que estudiar o trabajar al margen de su carrera deportiva para forjarse un buen futuro. Un fútbol sano, con futbolistas ya no cercanas, sino adentradas totalmente en el grueso de la sociedad de a pie. Unas protagonistas totalmente accesibles para un aficionado que no ha de realizar apenas ningún esfuerzo económico para disfrutar de una competición infravalorada.

Foto: Paco León Blanca
Por ello, me choca totalmente la gran diferencia de afluencia entre un partido del primer equipo masculino y del primer equipo femenino. Perdonarme que me desvíe ligeramente del tema, pero no entiendo por qué se ha de llamar primer equipo al de hombres. Por copas no será. La cuestión es que si el Levante Femenino nos ofrece ese fútbol cercano que tanto pedimos a veces, es incongruente que no consigamos un apoyo mucho más significativo en sus partidos.



En conclusión, no pido que los 13.000 levantinistas del Ciutat de València se planten en Nazaret. No planteo ninguna utopía. Entiendo que hay vida más allá del fútbol, y que la mayoría de gente vea copada su ración de ocio deportivo con los partidos del masculino. Pero si diez de cada cien granotas probaran a acudir de vez en cuando a apoyar a nuestras chicas, podríamos aunar mil y pico aficionados, y toda esa gente que plantea jugar partidos en el Ciutat o instalaciones más amplias, darían motivos reales al club para buscar soluciones. De verdad os lo digo, no os arrepentiríais y repetiríais. Ellas lo merecen.


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