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- Héctor Rodas en su etapa como futbolista del Levante UD - |
- ¿Cómo se define Héctor Rodas en el día a día?
Desde
mis inicios hasta ahora ha cambiado mucho mi vida. Ahora soy padre de dos
hijos, una persona atenta a ellos y muy cariñoso con ellos. Soy tranquilo,
casero, me gusta estar con mi familia y disfrutar con mis amigos.
- Has sido futbolista, pero rompes el “tópico”
ya que tienes la carrera de CAFAD. ¿Crees que los deportistas actualmente no
dan mucha importancia a su formación y descuidan el futuro?
He
convivido con muchos futbolistas y en vistas al futuro, que tengan una carrera,
hay pocos. Es cierto que mis padres me han inculcado esos valores y lo
agradezco. Pese a estar en Primera División, cogía el autobús a las tres de la
tarde para ir a la universidad. Al ser inquieto, estudiar me hacía también
evadirme un poco de la presión del fútbol. He tenido también suerte de no salir
de mi entorno y hace que tu vida siga más normal.
Los
años que estuve en el Levante me saqué la licenciatura y estoy muy contento de
ello. Junto a otros cursos que voy realizando, es estar preparado para el día
de mañana cuando no pueda física o mentalmente continuar compitiendo en activo.
Tener algo el día de mañana para seguir relacionado con el fútbol que es lo que
me apasiona.
- ¿En qué consiste el curso que has
realizado en la RFEF?
Tras
sacarme un curso de análisis de datos, he estado con el curso de entrenador
UEFA y realizo el máster de dirección deportiva en la RFEF. Respecto al máster,
antiguamente los perfiles eran de exfutbolistas o entrenadores, pero va
cambiando esa tendencia. Se orienta hacia tenencias de directores deportivos
como Pablo Longoria y Antonio Cordón, de marketing dentro del fútbol… La gente
puede pensar que este cargo solo consiste en fichar, pero es mucho más.
- ¿El día de mañana preferirías ser
entrenador o director deportivo?
Mi
forma de pensar es tener el mayor abanico de formación. A partir de ahí, ver qué
oportunidades surgen. Me gusta el trabajo de entrenador en el campo. Creo que
tengo esa presencia y carácter en la que allá en donde he ido ha sido
importante y me puede funcionar. Pero en la gestión también soy una persona muy
reflexiva y responsable, pudiendo hacerlo bien al tomar decisiones importantes.
- Antes de militar en el Atlético Saguntino
tuviste una etapa futbolística en India. ¿Cómo es el fútbol en este país?
El
fútbol indio es un desconocido y está por crecer. Quieren hacer las cosas bien,
tienen ilusión y trabajan por progresas. India es el país con el índice de
población más grande y potencialmente, desde lo económico, también lo es. Al
final la gente que ahí se dedica al fútbol hace cosas positivas, como intentar
mejorar las instalaciones, con grandes estadios y donde hay grandes
propietarios de otros clubes que apuestan por exponer el fútbol europeo en la
India. Es un mercado enorme y los clubes importantes tienen millones de
seguidores.
A
nivel deportivo, salvo Mumbai City y Atlético Kolkata que se llevan los
internacionales, el resto son gente muy joven. Empiezan a jugar con 15 años al
fútbol, por la que la táctica y esa formación del día a día no la tienen.
También otro problema es que solo pueden jugar cuatro extranjeros y si el resto
no tiene el nivel no es fácil.
- Eres un tipo cercano y familiar. ¿Lo más
duro fue estar tanto tiempo alejado de tus seres queridos?
Totalmente.
Además, por la situación del COVID, estábamos apartados en un hotel y casi no
podíamos salir de allí. Lo que más me costó es estar lejos de mi familia.
Cuando yo me fui, tenía una niña de medio año y mi hijo que cuando volví
cumplió los tres años. Te pierdes muchos momentos que no puedes recuperar. Pero
al final es un esfuerzo que haces también por ellos, ya que era una apuesta
económica importante para mí, pero de cara a un segundo año ya me lo pensé más
y volví. Al final son experiencias que se acumulan y satisfecho con ello.
- ¿Qué opinión tienes de la gente que
prioriza el dinero en el fútbol antes que las oportunidades deportivas?
Al
final cada uno prioriza sus valores. Algunos tienen sus objetivos económicos y
otros que anteponen otras cosas. A lo largo de mi carrera ha sido lo deportivo
y el sentido de pertenencia. Si hubiese sido por mí, habría seguido en el
Levante toda la vida. Yo lo tenía claro, aunque viniesen pagando más. Este club
va más allá que un trabajo y era un sentimiento profundo en lo que nos hemos
dado todo, pero a veces se dan circunstancias y tienes que salir.
Ya a
partir de entonces miras todo porque nuestra trayectoria deportiva es corta y
económicamente tienes que rentabilizar también lo máximo posible, pero dentro
de tus metas. Hay gente con 20 años que se va a Catar a ganar dinero y es
lícito. Yo también tuve la oportunidad en su momento y no me lo planteé. Cuando
cumples cierta edad, sí puedes afrontar con otra mentalidad y mirar este tipo
de cosas.
-mEres granota de pura cepa. Tu debut se dio
en una de las etapas más complicadas. ¿La plantilla del ascenso es la más
especial en la que has estado?
Sobre
todo, me quedo con el equipo de la temporada del centenario. Las circunstancias
del club hacen que mucha gente joven pueda debutar y estar en el primer equipo
y ser profesional. A nivel de grupo, por compañerismo y todo lo vivido, es el
año que más me costó despedirme de mis compañeros. Como contaba Ballesteros,
nos reunimos a cenar todos y hubo muchas lágrimas porque había gente que sabías
que no iba a seguir. Íbamos todos en el mismo sentido y al final se consigue
algo más grande que la salvación, ya que ese era el objetivo. Se contaba con
gente que se quería reivindicar, por lesiones o apenas jugar, más los jóvenes
que queríamos nuestro sitio. Existió una simbiosis que dio lugar al ascenso y
la familia que formamos.
- ¿Ese equipo y comunión también sirvió para
dar impulso al posterior crecimiento de un levantinismo azotado por la
situación del club?
Yo
también soy aficionado y al fin y al cabo sé que la gente estaba quemada.
Veníamos de años de muchos problemas, pese a los ascensos y descensos, pero se
dieron situaciones complicadas para todos y de impagos. Sin ir más lejos, yo no
cobraba en el filial. En general, se
perdió un poco la ilusión por el Levante. Recuerdo partidos con unas 3.000
personas y se terminó casi llenando el estadio.
Al
final, como dice la canción de ‘Los Secretos’, fue un año de resucitar. Era
desaparecer o conseguir lo que se hizo y más en un año tan importante como el
del centenario. Ese logro cambió la historia del club y para mí ha sido el
punto de inflexión y crecimiento para el levantinismo.
- ¿Qué supone haber capitaneado al Levante
en todas las categorías y en competición europea?
Si me
pudiese sentar delante de ese niño que con 8 años empezó en el Levante y le
preguntara cuáles son sus sueños de futuro, creo que me diría todo lo que me ha
pasado: ascender en la escuela, vivir todos los cambios del club, ser capitán
en cada categoría, llegar al primer equipo y consolidarme, jugar la Europa
League… Me siento todo un privilegiado. Ni en los mejores sueños me hubiera
imaginado todo lo que he vivido con el Levante, además de todo el cariño que me
tiene la gente.
- ¿Qué se sentía al escuchar el himno de la
Europa League desde el césped?
Es una
sensación casi indescriptible y brutal. Como levantinista, valenciano y del
barrio del Cabañal, con un equipo al que yo iba a ver cuando estaba en Segunda
B y encontrarme jugando contra algunos de los mejores de Europa hace
preguntarte: ¿Qué hemos hecho?
Recuerdo
que con mis amigos me pillaba el Levante para jugar la Liga Máster y
enfrentarte por Europa porque era algo irreal. Luego lo consigues en la
realidad y lo disfrutamos bastante. Fue otro sueño cumplido, parece complicado
de que se repita y fue un honor lucir la bandera del club por Europa.
- Tu salida definitiva se dio en el mercado
invernal de 2015, ¿fue un pacto amistoso? ¿Pensabas que llegaría en ese
momento?
Fue
una situación complicada y en la que estaba para consolidarme definitivamente.
Era capitán, Mendilibar apostó por mí desde el primer momento y me trasladó que
iba a ser indiscutible en el equipo. Luego hubo cambio de entrenador y Lucas
Alcaraz decidió no contar conmigo, donde se me dijo que no iba a tener minutos.
Yo terminaba contrato esa temporada y tuve que buscar soluciones.
Pese a
que yo no hubiese salido en la vida de mi club, me tocó tomar una decisión que
fue más del míster que mía. Ante las necesidades del club de poder firmar a
otros, mi salida fue una forma también de ayudar al Levante. Por suerte, he
vivido otras grandes experiencias: dos ascensos, competir en Bélgica y la
India… Cuando se cierra una puerta, se abren otras y hay que asumirlo.
- A todo futbolista siempre le gusta jugar.
¿Pasó factura la falta de minutos para consolidarte más en el Levante?
Cuanto
más hubiese jugado, más importante habría sido. Por mi posición, al final
tampoco es fácil dar minutos a un chaval y más con la gente que había
alrededor, más veterana y con una carrera más contrastada: Ballesteros, Vyntra,
David Navarro… Aunque hubo entrenadores que no apostaron tanto por mí, sí
terminaban dándome minutos.
También
es cierto que tuve alguna lesión en momentos inoportunos para consolidarme.
Ahora lo veo yo desde el otro prisma, se tiene mucho respeto y hay que ser
valiente para dar esas oportunidades esperando que los jóvenes respondan. Al
final no me puedo quejar ni tengo nada que reprochar nada a nadie.
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- Héctor Rodas con sus camisetas como futbolista (A. Benetó | LUD) - |
- ¿Confiabas o te hubiera gustado volver al
Levante como jugador algún día?
Era mi
ilusión y tenía confianza en que pudiera volver. Tuve la oportunidad el año que
el Levante desciende y yo juego play-off con el Córdoba. En esa transición del
mercado tuve conversaciones y se me traslada que hacen falta
centrales; de hecho, ese verano ficharon cuatro. Yo venía de hacer una gran
temporada, a la altura de los defensas fichados finalmente, pero por
circunstancias y motivos que se nos escapan un poco de las manos no se dio.
- Quien volvió como jugador es Iborra, ¿qué
se siente al ver desde la grada a un amigo y antiguo compañero?
Iborra
al final es como un hermano. Es padrino de mi hijo y yo de los suyos. Nos
conocimos en alevines en el Don Bosco y luego lo acogí en el Levante cuando
llegó con 14 años. Hemos tenido carreras siempre cercanas.
He
tenido auténtica envidia sana y estoy tranquilo porque él siempre da todo por
el Levante. En el momento que me olía algo sobre su regreso, él me lo confirmó.
Es todo un referente y fue una noticia que me llenó de alegría, no solo por sus
sentimientos, sino porque también con su experiencia aporta mucho al club y
ayuda a consolidarlo.
- ¿Sientes el cariño de la gente cuando se
te ve por el Ciutat de Valencia?
A parte
de las vivencias, del fútbol al final te quedas con la gente ya que es lo que
perdura. Para mí esto no tiene precio. Ahora cuando vuelvo al Ciutat también la
gente me para. Que todos guarden ese gran recuerdo de ti, debe significar que
has hecho las cosas bien.
Yo he
vivido mucho con el Levante, pero el día que volví con el Córdoba fue el
partido más duro de mi vida por todos los recuerdos. El speaker dio mi nombre y
todo el estadio aplaudió, meto el gol y también, y después al final la grada
vitoreando mi nombre. Se me ponen los pelos de punta solo de nombrarlo y
presumo mucho de ese vídeo que tengo guardado.
- ¿En qué crees que se ha podido fallar para
no asentarse en la élite?
Tampoco
sabría decirte muy bien ya que no he estado in situ en los sitios. Es cierto
que hasta el momento que estuve nos mantuvimos en Primera. Decisiones con
fichajes, de la elección de entrenadores u otras circunstancias pueden haber
sido posibles causas. Al final siempre van a estar 10 equipos peleando por
mantenerse en lo más alto y es complicado a nivel competitivo.
- ¿Un futbolista se prepara para el momento
de la retirada?
Nunca
estás preparado para levantarte al día siguiente y pensar que se te ha acabado
el fútbol. Yo siempre he tenido proyectos en mente para llevar esa transición.
Así tienes una motivación o ambiciones y será más fácil que si te quedas en
casa, incluso saber que vas a hacer si surge una oportunidad antes de colgar
las botas. Hay vida y opciones más allá del fútbol, pero particularmente no me
veo en otra cosa.
- ¿Crees que hay futbolistas que no saben
asumir ese cambio de no estar en el foco por falta de motivaciones u objetivos
futuros?
Tal
cual. Hay muchos compañeros que no tienen otras inquietudes. Si buscas otras ilusiones, como
ir al gimnasio, jugar al tenis… al final el día de mañana no te costará tanto.
- ¿Cómo pasa factura la inactividad por una
lesión a un futbolista? ¿Cómo es el proceso para su reincorporación?
A lo
largo de mi carrera afortunadamente no he tenido lesiones graves, pero sí
algunas que me hicieron estar varios meses fuera, incluso en mi mejor momento.
Mi primera lesión importante llega con 21 años, en la tercera jornada y sin
volver hasta Navidad, y en ese momento casi te quieres cortar las venas. Cuando
te haces mayor, le das más normalidad. Forma parte del fútbol y te toca estar
en soledad y recuperarte lo mejor posible para volver en cuanto antes.
El
deportista profesional es inversamente proporcional a la salud, en la que estás
expuesto a muchas presiones físicas y psicológicas. Hoy en día en este último
aspecto se ha mejorado, al igual que la readaptación. Y cuando rompes esa
rutina de actividad, lo pasas mal.
- Un deseo de cara al futuro
Hoy en
día, yo me levanto y doy gracias por todo lo que tengo: mi carrera, mi familia,
tener salud… junto a todos los sueños que he conseguido. En vistas a un futuro,
tengo el sueño de poder volver al Levante en alguna faceta para ayudarlo a
seguir creciendo y ser importante.
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