De un gran estruendo con la mascletà improvisada con el juego de luces al más absoluto silencio con el jarro de agua fría por el gol de Marc Cardona en el minuto 95. Todo ello aconteció en Orriols. Esta noche, cuando el "sueño" del ascenso comenzaba a vislumbrarse todavía con más nitidez, el Levante UD tuvo que conformarse con un empata ante la UD Las Palmas.
- Soldado celebra el gol del Levante UD (@Adolfo Benetó | LUD) - |
Posiblemente, las dos plantillas de Segunda División con mimbres más sólidos para estar en la cima se citaban. Hasta la fecha, los de Javi Calleja habían sacado provecho de su particular "Tourmalet". Y en la primera fría noche de domingo de la temporada, todo iba encaminado a ello. Con Soldado como principal arma ofensiva y con Pablo Martínez con el disfraz de escudero, la presión asfixiante del Levante daba sus frutos y se rondaba el peligro.
Sin embargo, tan solo el balón parado hacía presagiar algún gol. Más bien fue un periodo inicial de poco trabajo para los guardametas, donde la pugna era constante en zona de constructores y no se imponía el dominio ni de azulgranas ni amarillos.
Con el cambio de campo, en Gol Alboraya volvieron a llegar las alegrías. Tras una serie de discutidas decisiones del árbitro de la contienda, en el minuto 50 el VAR reclamó su atención. Rubén Vezo fue derribado dentro del área y se señaló el punto de los once metros. La veteranía y templanza de Roberto Soldado sirvió para transformar el primer gol del Levante gracias a ese penalti.
La ventaja provisional y el derroche de fuerzas iba poco a poco decantando la balanza hacia los intereses de Las Palmas. Los valencianos, tal vez inconscientemente, iban encajonándose en su propia área. Dani Cárdenas hubo de realizar dos intervenciones de notable mérito, incluso consecutivamente dos balones se pasearon de un costado a otro sin encontrar rematador.
Cuando la parroquia local ya saboreaba los tres puntos y la tercera posición, el más cruel final. En un envío aéreo, Marc Cardona ganó la batalla a todos sus defensores y el guardameta. Pese a los intentos desesperados de los jugadores del Levante, el esférico rebasaba claramente la línea de gol. Era el minuto 95, el último lance del encuentro, sin ni si quiera tiempo para sacar del centro de campo. El despertador sonó pronto y se adelantó en Orriols, con los cánticos de "pío, pío" y tablas en el marcador.
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