Los aplausos se acabaron con el gol de Las Palmas

Por norma general, un partido de fútbol debe tener una duración de 90 minutos. Minutos en los cuales el trabajo, la constancia, la organización y la profesionalidad deben sumar en conjunto. Y ayer el Levante, consiguió todo eso durante esa hora y media de partido, para acabar penalizando en el último segundo. Del éxtasis, a la incredulidad. Un descenso en picado de la felicidad que desde el minuto 52 formaba parte del levantinismo, al silencio rotundo que acabó invadiendo el Ciutat de València.

- El Levante celebra el gol de Roberto Soldado en el empate ante Las Palmas (@Adolfo Benetó | LUD) -

Y es que en la pasada noche, el Levante UD rozó tres puntos de vital importancia contra uno de sus máximos competidores. Pero el obstáculo que se le presentó por delante al equipo de Orriols, fue uno de los más dificultosos que ha hecho acto de presencia sobre el verde del templo del sentimiento granota durante esta temporada. Tan cerca, y a la vez tan lejos.

A pesar de que los levantinistas supieron cuajar un partido con la seriedad que merecía, la justicia ayer impuso su ley. Pero más allá del resultadismo, aunque es inevitable pensar en marcadores y puntuación, el equipo vuelve a dejar buenas sensaciones y todavía no conoce la cara de la derrota a los mandos de Javi Calleja.

Un buen ataque comienza con una buena defensa

Desde el incombustible Álex Muñoz, hasta el otro costado del campo defendido por Son Hidalgo, la parcela defensiva del Levante va asentando unas bases sólidas que fomentan el buen juego del equipo. El estilo directo y ofensivo del equipo de Calleja se ve reforzado cuando la zaga granota roba el esférico e inicia rápido la transición ofensiva. 

Las actuaciones de Rubén Vezo y Rober Pier se vieron ligeramente empañadas por ese tardío gol de Cardona que supuso el empate para el equipo de las islas canarias. Hasta el momento, la Unión Deportiva tuvo más ocasiones que el conjunto azulgrana, pero pudieron ser muchas más de no ser por la buena actuación de la pareja de centrales del Levante. 

El elegido fue Roberto Soldado

Uno de los dilemas que se le presentaban al técnico del Levante UD, Javi Calleja, era el de plantear un partido con la ausencia de Mohamed Bouldini, su delantero en mejor estado de forma. Para suplir su  baja por acumulación de tarjetas, el elegido para encabezar la delantera fue el valenciano Roberto Soldado.

Partió como titular, pero la presencia del '9' granota fue discreta. Sin asumir excesivos riesgos, Soldado conseguía conectar con sus compañeros a la hora de recibir el balón, sin llegar a tener demasiada incidencia en los contragolpes del equipo. No obstante, él fue el encargado de transformar la pena máxima que ponía por delante en el marcador al conjunto levantinista. 

Finalmente, el delantero del Levante fue sustituido en el minuto 66 por el brasileño Wesley Moraes, que una vez más, volvió a dejar dudas sobre su rendimiento, ya que sus expectativas no corresponden con las actuaciones que está ofreciendo.

Las Palmas, un  hueso duro de roer

El entrenador de la UD Las Palmas, García Pimienta, fue preguntado en su rueda de prensa previa al choque entre azulgranas y amarillos sobre cuál pensaba que era la debilidad del Levante, a lo que él respondió: "El punto débil del Levante es que seamos nosotros mismos". Dicho y hecho. Los 'pío pío' cuentan con grandes jugadores en sus filas, con una calidad técnica y un dominio del balón diferencial en la categoría.

Jugadores como Jonathan Viera, Alberto Moleiro o Loiodice pusieron las cosas muy complicadas a los de Orriols. Aún yendo detrás en el marcador, no le perdieron  la cara al partido y supieron ejecutar el juego inculcado por un entrenador de la talla de Pimienta a la perfección. Su gestión desde el banquillo fue de sobresaliente y gracias a sus sustituciones consiguieron revolucionar el encuentro y fueron recompensados por ello en la última jugada del partido, para los pesares de la parroquia granota.

El Levante UD supo plantar cara a un rival que no le va a poner las cosas fácil en lo que resta de temporada. Tres puntos siempre son mejor que uno, pero las sensaciones son más que positivas, y tanto el míster como el equipo lo saben. El Ciutat se quedó con la miel en los labios, y lo que por un momento fue felicidad y aplausos, se silenciaron con esa última estocada de Las Palmas.

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