Empieza la semana. Lo haces con un serio mosqueo. Pasan los días y te aferras a un "algo", a un hilo de esperanza. Te motivas, buscas la ilusión. Llega el fin de semana y crees que será posible. El domingo por la noche, el Levante UD empata sin goles contra Osasuna. Y así vuelve a iniciarse el bucle, cambiando únicamente el nombre del rival.
- El Levante no pasa del empate sin goles contra Osasuna (@Álex Caparrós | Getty Images) - |
Es la rutina de los levantinistas durante las últimas 24 jornadas oficiales, entre la pasada y presente temporada. En esta ocasión, Alessio Lisci era el responsable y causante de la motivación de numerosos granotas. Hasta de sus futbolistas. Un recibimiento exprés, muy diferente a los "clásicos" y calurosos de antes.
Con el pitido inicial, te vas quedando más frío. Tanto como Dani Cárdenas, que a lo largo del partido no se le recuerdan actuaciones de gran mérito por la poca oposición de los delanteros rojillos, hoy vestidos de verde. Gran responsabilidad de Mustafi, que sí recordó al campeón del mundo de hace unos años y lo que motivó al Levante para ficharlo.
Un 4-4-2 por el que apostó el técnico italiano. Las piezas no encajaban. La sala de manos tampoco funcionaba. Los galones los tomaba Pepelu, a sus 23 años, por delante del resto. Con un Campaña y Morales fuera de sí, irreconocibles para lo que deben ser y aportar. Mientras el balón parado parecía ser la más seria amenaza, De Frutos era la otra alternativa, que incluso llegó a estrenar un balón contra el palo.
En la segunda mitad, más de lo mismo. Mejor dicho, más frío que calor. Soldado no mejoró a Roger, el ostracismo seguía instaurado a partir de la defensa, con un movimiento lento de balón y sin demasiado riesgo. El cansancio que pasaba factura a otros como Clerc y el propio De Frutos. Y tan solo un testarazo de Mustafi en un córner pudo decantar la balanza. Se intentó, con poco acierto, y nuevamente el Levante no pudo ganar.
Un punto ya no es suficiente. Un empate que tampoco servirá durante las próximas semanas. El Levante necesita sumar de tres en tres. La evidencia es que la permanencia cada vez está más lejos. Y cada vez hay y habrá menos hilos de esperanza que sostengan cada semana.
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