Dejadnos ver el fútbol en paz

En el momento en que lo extradeportivo se impone a lo deportivo, más cuando el equipo atraviesa la peor crisis de resultados de su historia, la cosa se pone chunga. Tal vez se deba a la falta de empatía, de profesionalidad a todos los niveles. Porque no es ningún secreto que el distanciamiento entre quienes comandan este Levante y su afición ha ido haciéndose más y más grande hasta el punto de que el término 'brecha' se queda corto, pero eso jamás puede servir de pretexto para que cada uno haga lo que le dé la santa gana. Están pagando justos por pecadores.

- El equipo devuelve a la grada los aplausos tras el último Levante-Madrid (Aitor Alcalde / Getty Images) -

A mí que Campaña sea sevillista me parece estupendo. Es más, ojalá algún día el fútbol le lleve de vuelta al Sevilla, su gran ilusión desde hace tiempo bastante por encima del seguir haciendo carrera en Orriols. Si en este último año le hubiesen respetado las lesiones quizá ya lo hubiese logrado, y él lo agradecería en lo deportivo y el Levante en lo económico. Sin embargo, mientras siga aquí, se le exige que respete este escudo de la misma forma que, seguro, lo haría con el del equipo de sus amores.

A estas alturas el levantinismo está doctorado en aguantar todo tipo de burradas, y no es ni la primera ni probablemente la última vez que el entorno de Campaña se ve involucrado. Aparece 'El Piraña', un tío  random donde los haya, faltando y dando lecciones de fútbol mientras defiende a su colega, y aquí, que somos la mar de salaos, lo convertimos en un meme. Salen fotos del futbolista, con la temporada 19/20 en su fase clave, dejándose querer en el Pizjuán mano a mano con Monchi, y toca hacer la vista gorda.

Ahora resulta que su mujer, en un nuevo arrebato de nula inteligencia, INSULTA y NINGUNEA a la afición en redes. ¿Hay derecho a esto? ¿Nadie puede decirles que bastante tiene el personal con el tufo a Segunda que desprende la situación actual? Es muy difícil agarrarse a algo, después de dieciocho jornadas seguidas sin ganar y promediando medio punto por partido desde que arrancó La Liga (!!!), si para colmo a quienes te piden que animes en la adversidad solo hacen que dinamitar.

Campaña es un caso de tantos. No hace mucho Coke Andújar, que por si a alguno se le olvida, es uno de los capitanes del equipo, nos dejó momentos ilustres como cuando confirmó el discurso conformista del vestuario ("nos hemos ganado el derecho...") o echó las culpas de una derrota al runrún de la grada. De su nueva aventura como tertuliano sevillista no hablaré en esta ocasión para no alargar el texto hasta los veinticinco párrafos. Pero es que si dices algo al respecto, te salen más jugadores a dedicarte vídeos moralistas en Instagram. Algunos incluso te bloquean. Nano, ¡bloquean aficionados! Gente que pasa la barrera de los 27 años con estrategias propias de tercero de la ESO.

Un club preocupado por el apego de su masa social pondría firmes a los actores de semejantes capítulos. Por desgracia, el Levante ha tomado otra dirección. Unas veces por mera torpeza, como el tema aquel de los tokens y la celebración de Roger, y otras por una evidente falta de transparencia. Los plazos de recuperación en los partes médicos, las cifras del traspaso de Sergio León, las explicaciones al caso Hernani... cómo va a esperar el levantinismo que desde dentro den la cara por ellos si viven inmersos en un auténtico desierto comunicativo.

La triste realidad es que este suma y sigue constante hará que en el futuro este Levante no solo sea recordado por tener la plantilla más valiosa de su historia, o el mejor estadio, o el mejor proyecto. Será recordado como uno de los que más desafección ha generado entre su público. Será recordado por haber perdido una oportunidad histórica de crecer como siempre lo había soñado.

Que Campaña dé un gran nivel cuando se recupere no justificará los pollos que monta él o su núcleo. Que Melero marque en el próximo partido no justificará que vaya bloqueando porque sí. Y nada, absolutamente nada, justifica que el Levante no sea capaz de poner el más mínimo orden. Tampoco la bunkerización que se lleva fraguando desde hace tiempo. 

De verdad, un granota solo quiere sacar algo positivo este jueves contra el Atleti y rezar por una victoria el lunes ante el Granada, lo último que necesita son vuestras guerrillas. Simplemente ponédselo fácil. Dejadnos ver el fútbol en paz.

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