11 años: El cambio con Quico Catalán

"Es el momento de decir con orgullo que nosotros también queremos lo mejor para esta ciudad. Lo tenemos que demostrar con hechos, no con palabras. A mí me da igual que seamos cien, quinientos o cinco mil. Somos los que somos y tenemos la obligación de seguir con esta historia, con esta tradición y con este sentimiento". Son palabras en el día que el Levante UD cumplía 100 años. Un discurso que resonó de la boca de Quico Catalán, en la explanada del párking de un ya muy cambiado Ciutat de Valencia.

-Quico Catalán en el ascenso del centenario (@archivo Levante UD)-
Hacía poco que en el Levante se había obrado el primer gran milagro, con la permanencia y supervivencia con una más que meritoria octava plaza en la Segunda División de la temporada 2008/09. Una entidad que estaba en la UCI, en su situación más delicada en cuanto a salud económica y social. Cada día que pasaba prácticamente desde comienzos de aquel ya lejano 2008, toda la afición en vilo pendiente de posibles y tristes noticias sobre la existencia de uno de sus bienes más preciados. El Concurso de Acreedores trataba de evitar lo que parecía inevitable, mientras que cada tarde a través de las ondas Carlos Ayats con el programa de Sin Tregua trasladaba los acontecimientos inyectando ese tono cercano, esperanzador aunque de continuas incertidumbres por episodios tan surrealistas.

Un 28 de abril de hace once años aterrizaría el protagonista que cambió todo: Quico Catalán. Primero de director general, como hombre de confianza de los administradores concursales, para más tarde, en enero de 2010, convertirse finalmente como presidente del Levante UD. Su ardua labor nadie sabía de los esfuerzos que iba a requerir; ni él mismo lo sabía. Porque de aquella figura a la actual también ha habido una palpable evolución ligada a la del Decano de la Comunidad Valenciana, ya totalmente saneado.

Aquel joven Quico Catalán, más esbelto, de discursos no prolongados e inexperto ha dado paso a un incansable hombre que se ha curtido en mil batallas y adversidades en su complicada función y cada vez más escrupuloso a la hora de pronunciar sus prolongadas explicaciones. De la mejor manera que ha sabido (o ha considerado) durante casi 4.000 días al frente de la nave levantinista, aunque sin ese poder de mayoría accionarial del que pudieron gozar otros.

-Quico Catalán en rueda de prensa (@Adolfo Benetó | Levante UD)-
Pese a todo, sí que ha saboreado ese "exceso de poder" que a veces se le achaca negativamente. Aferrándose a un puesto que anunció que renunciaría incluso ya durante los tiempos actuales, pero marcándose por bandera más objetivos institucionales como la total remodelación del estadio Ciutat de Valencia y la construcción de la nueva Ciudad Deportiva de Nazaret. Los éxitos deportivos también le han respaldado, con la mejor etapa de los de Orriols en donde tan solo pasaron un bache de un año en la división de plata y codeándose con algunos de los mejores equipos continentales en la disputa de la Europa League, aunque sin continuidad ni ambición del todo suficiente para competir por un crecimiento competitivo.

A Quico Catalán se le podrán achacar muchas cosas, pero ese ser o presidente perfecto a día de hoy se desconoce. Si bien una mayor transparencia y democratización del Levante se antojan como necesarios para limitar el poder del Consejo de Administración encabezada con su figura, a lo largo de este tiempo hemos visto a ese presidente dialogante, próximo al abonado (incluso con reuniones personales o en pequeños grupos para atender sus sugerencias y solicitudes) y con gestos y detalles con círculos próximos al panorama granota de gran valor personal que le humanizan, cuando en el fútbol actual es tan complicado de ver en numerosos lugares.

Por encima de todo, el sentimiento levantinista de Quico Catalán es lo que indudablemente nunca se le podrá reprochar. Lo ha mamado durante varias generaciones en su familia. Eso mismo quizás haga entender decisiones que podrían haber cambiado todo el rumbo de más de 100 años del club, como cuando se dijo 'no' a Robert Sarver para su venta. Con el permiso del resto, uno de los mejores presidentes, a la altura de Antonio Román y Ramón Victoria. Y un futuro donde es difícil imaginar que los nombres del Levante Unión Deportiva y de Quico Catalán no vayan ligados de la mano, aguardando el relevo para una nueva etapa. Parte fundamental de nuestra historia.

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