El otro partido en el Wanda Metropolitano

Se palpaba una notable ilusión. Unos por confiar en que muchos años después se podía conseguir algo positivo, otros por visitar por primera vez el Wanda Metropolitano, incluso numerosos casos en los que simultáneamente se aglutinaban los dos. 

-Afición levantinista en el Wanda Metropolitano (@Adolfo Benetó | Levante UD)-
Pasadas algo más de las doce del mediodía, cuatro buses partían del Ciutat de Valencia, más los que optaron por hacerlo en sus coches particulares. Entre ellos, numerosos jóvenes que aprovechaban la víspera de una jornada festiva, para así vivir "el día del niño" en primera persona. Algunos con sus vestimentas granotas, otros que aún reciclaron los atuendos y complementos de la Nochevieja y además un pollo anduvo suelto tras la primera parada en Honrubia, siendo el foco de los selfies y cámaras también en la llegada a tierras madrileñas.

El escenario que deparaba en las afueras de Madrid sorprendió prácticamente a la inmensa mayoría. El cambio del Vicente Calderón a la nueva casa rojiblanca maravilló a propios y extraños, con una amplia explanada exterior y aldeaños para disfrutar de numerosas actividades de ocio y recargar fuerzas con cervezas o bocadillos. Y en el interior, la majestuosidad y modernismo para disfrutar gustosamente del espectáculo, tanto del luminoso y acústico durante la previa como del propio partido. 

Algo que apenas fue empeñado por la resta de visibilidad por la negra red que cubría el sector visitante más la cristalera de separación en uno de los costados, así como el resultado final. Noventa minutos donde volvió a verse de un Levante muy reconocible: para lo bueno y lo malo. Un equipo granota de momentos e irregularidad, que peca por sus habituales errores, pero también el que sabe reponerse de las adversidades en el atronador ambiente que por momentos se vivía.

El asedio rojiblanco daba paso al tanto de Correa. Aún lo celebraba la hinchada colchonera cuando llegó el empate, con Roger anotando por novena vez esta temporada. Se vislumbraba un golazo de volea, su dirección era casi perfecta, pero el rechace en el defensor local le restaba belleza. Aún así, de rebote también valen lo mismo. Y de nuevo la desesperación, cuando una falta o córner en contra se traduce habitualmente en otro gol encajado.

Un dos a uno que brillaba en el gigantesco marcador electrónico a la espalda de los aficionados granotas. Los miembros de "La Resistencia" que durante la segunda parte persistían en su empeño por conseguir su regalo de Reyes. Y Oblak trajo carbón. Dos paradas de superhéroe impedían que el talentoso Bardhi sonriera. La última de ellas, prácticamente con el pitido final. Una escena final que dejaba hasta a los miembros de seguridad del estadio atlético con las manos sobre la cabeza, aún incrédulos con lo que acababan de ver y que no terminara en el empate.

Ese fue el otro partido en el Wanda Metropolitano. El colofón a una primera vuelta de Liga de luces y sombras, de altibajos, pero con 26 puntos que ya no quita nadie al Levante. La lucha continúa. El sueño, también.

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