Un paso más adelante

Como Miguel Ángel Muñoz, Beatriz Luengo y un gran elenco de actores y equipo artístico que tuvieron cabida en la serie que da nombre a esta columna. Con 20 puntos, asentados en zona media de la clasificación y con un colchón de tranquilidad de un más ocho respecto al descenso, es el momento de que el Levante crea y confíe en su potencial para ser mejores, afianzarse tranquilamente y afrontar -si es posible- con ambición el próximo 2020.

-Celebración Roger (@Adolfo Benetó / Levante UD)-
Ocho puntos no son nada, pensarán algunos. Y así es. Pero, por otra parte, es la traducción de algo menos de tres victorias. Y además teniendo detrás todavía más descolgados a Leganés y Espanyol. En catorce jornadas disputadas, el equipo levantinista ha abarcado la mitad de su permanencia virtual, más allá de discusiones y argumentos futbolísticos. Por si fuera poco, hasta llegar al ecuador de Liga, hay un calendario asequible con rivales a los que medirse aún como Granada, Getafe y Celta de Vigo; también la visita al Wanda Metropolitano y el derbi valenciano en Orriols que debe ser una motivación extra.

Porque sí. Uno no es menos levantinista por reconocer que el pasado viernes contra el Mallorca se ganó con muy poco. Con muy poquito. Menos de lo que otras veces se ha necesitado o sin tanto premio final por deméritos propios o esfuerzo del segundo equipo. Incluso, si sacamos la balanza justiciera, un punto quizás era lo que hubiera tocado sumar esta vez. 

De nuevo, un Aitor Fernández colosal salvaba los muebles bajo palos, con esa parada al testarazo de Budimir en la primera parte, que de haber entrado hubiera puesto el partido cuesta arriba, y esa animalada en el 93 y medio evitando el empate balear. Vimos un medio del campo más desentonado que en las últimas citas, mención a parte de lo ya acontecido con Campaña. Y tan solo el peso de un obrero como Miramón que quería ser ingeniero, junto al acierto y precisión de Roger y Rochina al remate, terminaría castigando al rival. Un Mallorca, todo sea dicho de paso, sin su mejor jugador en el campo y más endeble que en anteriores veces.

Ahora toca ir a Getafe. Un campo talismán en los últimos años y de gratos recuerdos especialmente para Paco López. Allí debutaría el técnico valenciano en el banquillo granota, con una victoria por la mínima gracias a un gol de Coke. También fue el último estadio donde desde entonces, en octubre de 2018, el Levante ha sido incapaz de no encajar un gol en cada uno de todos los partidos como visitante. A ello habrá que sumar que el Getafe, al menos a día de hoy, no contará por sanción ni con Arambarri ni con su goleador Mata.

En cambio, Paco López deberá echar mano a su pizarra. Esa misma que tanto se cansó de alterar y garabatear a lo largo de las primeras diez jornadas de Liga; por entonces por valoración propia, ahora por obligación. Campaña no liderará la construcción de juego, a Melero no se le verá más hasta el nuevo año por lesión y Postigo también ha sufrido otra de sus numerosas roturas musculares. Y todo ello a la espera de un Cabaco que es muy posible que todavía no esté en óptimas condiciones. ¿Logrará ganarse Óscar Duarte ahora la titularidad a base de demostrar los galones por los que se fichó y de los que presume por disputar dos Mundiales?

El trío de los balcanes tiene papeletas de volver. Ese tándem formado por Radoja, Vukcevic y Bardhi que algunos anhelamos. Eso mientras no haya gripes o cualquier tipo de virus que en el último instante los borre de la convocatoria cuando hay opción de vestirse de corto. ¿Y qué mejor momento que hacerlo que contra un equipo tan aguerrido (que no violento) como el Getafe? ¿Obligará esto a alterar también la disposición táctica con un 4-3-3? ¿Adelantará Morales su posición? 

Eso a nosotros, a los levantinistas, ya no nos corresponde decidir. Lo que sí tenemos es nuestro derecho y obligación a exigirles que no vuelva a verse el equipo tan apagado de algunos partidos. Comenzar por la autoexigencia mutua y deportiva del club. Y, una vez conseguida la permanencia, todo ello si no se desestabiliza el bloque, que de verdad se luche por intentar competir por algo más que pueda alcanzarse. Desde la pura realidad. Sin autocomplacencia. 


Comentarios