Todo lo que vivimos en Butarque

Y lo que padecimos. Porque una cosa va unida a la otra: la del buen sabor y alegría que te recorre por el cuerpo después de noventa y largos minutos rozando el infarto. Pero vamos a dar un orden cronólogico a todos los sucesos de este primer sábado de octubre.

-Grada visitante en Leganés (@Adolfo Benetó / Levante UD)-
Tal y como sucediera semanas atrás, cuando muchos se lanzaron a las carreteras rumbo al Santiago Bernabéu, también hubo aventureros que quisieron acompañar a los suyos a un partido que nada tenía que ver. Ni por estadio, ni por el rival, ni por historia u otros motivos. Al fin y al cabo, uno de esos duelos que seguro muchos hace años habrían vivido perfectamente en categorías como segunda división B, donde se codean entidades de menos relumbrón mediático.

A las 6:30 horas de la mañana, puntuales, en torno a setenta granotas partían del Ciutat de Valencia, con gran presencia de la peña Sin Tregua, de jóvenes con ganas de visitar por primera vez Butarque, incluso de habituales como Vicente "el ciego" que no pierde la ocasión para recorrer toda España como muestra de un sentimiento y estilo de vida envidiable y ejemplar para tantos. Previamente, otro bus con los miembros de Levante Fans ya estaba en marcha.

Algo más de cinco horas de viaje, con llegada a la pequeña urbe madrileña analizando el entorno y una acogida cordial de su gente, que luego no lo sería tanto. Fotos con SúperPepino, la mascota del Leganés, para inmortalizar el momento, alguna compra en la boutique oficial del club y, cómo no, los refrescos y cerveza fría que no faltaron en un mediodía tan caluroso.

Desde el primer momento que los jugadores saltaron a realizar su calentamiento, se sintieron alentados por los levantinistas que poco a poco iban dando colorido y ruido desde las gradas. Y con el pitido inicial, los cánticos no cesaron. Una primera parte de incertidumbre, de nerviosismo, de ver como el Leganés perdonaba en sus aproximaciones y el criterio arbitral no se regía de forma equiparable. Los típicos comentarios dispersos en que se cuestionan las capacidades que poseen (o no) ciertos jugadores y salen a flote otras basadas en filias y fobias.

Cuando algunos ya miraban de reojo las escaleras laterales para su pit-stop por los baños o en busca de más bebida para acompañar a los bocadillos que tocaba degustar, el silbato de Munuera Montero devolvía la vista al verde. Penalti, muchas preguntas de cómo y por qué se produjo y de si tendría validez,... La tuvo y Roger anotaba para llegar al descanso con ventaja y poder pegar un mejor trago.

Y el asombro, los abrazos y las euforias se sucederían con el segundo gol de Campaña cumplido el minuto 48. Un auténtico golazo, sin saber si su intención era dirigirla a donde puso el esférico. Pero goles así también valen. Y vaya por cuanto, ya que trajo un peso psicológico que cargó el Leganés gran parte del segundo tiempo, ofreciendo el Levante sus mejores minutos con un toque exquisito y el sacrificio y acierto de tantos de sus jugadores. 

Pero si alguien pensaba que tocaba librarse del sufrimiento en este sábado, se equivocaba. Que somos el Levante, joder. Esto sí que no nos lo perdonan a los aficionados, por lo que es recomendable que nadie padezca del corazón. Aitor Fernández, junto a la mala comunicación defensiva, también puede fallar. Y se le perdona. Porque si es verdad que el uno a dos fue por plena culpa suya, el venirse con los tres puntos también lo fue. El gesto más repetido era ahora el de las manos en la cabeza y los "uy" y "madre mía" resonando a pares, elogiando el haber salvado el penalti cuando prácticamente todos pensaban en el "otro partido tirado a la basura" y su doble intervención asombrosa con el tiempo de descuento cumplido.

Tres puntos que ahora tan solo los cataloguemos como una victoria más, pero que quizás de cara al final de temporada tengan un valor igual o muy similar al de aquel triunfo de la permanencia en Girona, con mismo resultado y alivio final.

Una salida del estadio de Butarque donde algunos seguidores "pepineros" se dignaron a dedicarnos bonitos piropos tales como "paletos", mientras su presidenta tenía la osadía u ocurrencia de invitar a repetir el partido compareciendo ante los medios de comunicación. "Hoy no, mañana" como diría José Mota. Y un regreso muy dulce a Valencia en que volvieron a sucederse los cánticos y bromas en los correspondientes autobuses.

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