56 millones... de excusas

56 millones de presupuesto, 56 millones de excusas. Si cierto es que en el Levante siguen haciéndose cosas muy bien, hay otras que distan mucho y nada cambian con el paso de los años. Temporada tras temporada, nos remitimos a muy a las primeras de cambio a ahogar las opciones o argumentos que impiden un crecimiento deportivo del club.

-Paco López en un recibimiento (@Adolfo Benetó / Levante UD)-
Vayamos por partes para basarnos en ello. Aunque sea un tópico muy utilizado y hasta pobre, el fútbol es un deporte de once futbolistas contra once dentro de un terreno de juego. Partiendo de dicha base, hay muchísimos condicionantes: la calidad de esos jugadores, las variantes, los recursos económicos,... Y a excepción de las diferencias inalcanzables e injustificables con el Barça, Real Madrid y Atlético de Madrid, a día de hoy el Levante debería medir sus resultados y aptitudes futbolísticas contra el resto de "equipos mortales". Al menos competir muy dignamente y sin achicarse.

Profundizando en este aspecto, actualmente el Levante es el 13º presupuesto de la Liga Santander 2019/20, basado su límite salarial en la cifra ya citada de 56 millones de € (56,6M € para ser más exactos, según los datos de La Voz de Galicia), la cual se ajustó mucho con el final del mercado de fichajes y cumplir con el Fair Play Financiero. Siendo objetivos, nadie pide peras al olmo con títulos, clasificaciones europeas ni nada por el estilo, pero sí quitarse esa venda del conformismo que nos impregna desde mucho tiempo, prácticamente la totalidad de la 'era Quico Catalán'.

Porque otorgándole toda la razón del mundo a nuestro presidente, el futuro y estabilidad del propio Levante hoy en día pasa por permanecer en primera división. Pero uno de esos primeros errores pasa precisamente en defender por activa y por pasiva que no hay vida más allá del objetivo de la permanencia. Esto siendo económicamente mejor que otras siete entidades; y deportivamente también que estos siete más algún equipo extra, perdonándome ustedes mi atrevimiento ante tal afirmación. Si se logró un ascenso impensable en el año de nuestro centenario y una participación en Europa League estando por debajo de la gran mayoría, algo no se estará haciendo del todo bien o no estará funcionando debidamente para estar tan lejos de logros así.

Que le pregunten al Getafe , con un presupuesto inferior al del propio Levante pero con un entrenador con estilo perfectamente definido y reconocible y una plantilla que no es nada del otro mundo pero sí conocen a la perfección la Liga y lo que pueden ofrecen, cómo estuvo a punto incluso de lograr una clasificación para la Champions League. Los milagros rara vez suceden; más bien habría que justificarlo en la meritocracia, no poner puertas al campo y permitir obtener todo lo que uno pueda proponerse y aspirar realmente.

Ahora mismo, contamos con el privilegio de contar en nuestro Levante con un entrenador de pura cepa granota. Ha mamado lo que es el levantinismo: como jugador, como entrenador y desde la propia grada. No muchos más podrán sentirse tan identificados con las raíces y señas identificativas del club. Pero si bien al bueno de Paco López -al que vaya por delante no tengo nada en su contra y soy muy partidario personalmente y en ciertos aspectos deportivos/tácticos de su figura- hay que mostrarle gran gratitud, también le pediría tanto a él, como a Quico Catalán desde lo más alto y a un Manolo Salvador que ahora a la sombra poco pinta (salvo el fichaje de Óscar Duarte, que por cierto está saliendo muy "rana) de que no nos tomaran por menos de lo que somos y de lo que podemos conseguir con convicciones férreas.

Encarrilada. Ese es el término con que se bautizó a la situación actual en cuanto a la renovación del míster hasta el año 2022. Una confianza de presente y de mucho futuro. De demasiado futuro. Porque el mismo Paco López que suplió a Muñiz y convirtió al Levante en el tercer mejor equipo esa campaña desde su llegada, también lo es el que durante 2018/19 ocasionó que no se vivieran más de tres victorias desde la jornada 11 a la 33 de Liga. Por caprichos propios y el chip cabezón que a muchos entrenadores les comienza a entrar en funcionamiento en un momento dado.

De cara al actual año, sin ser un juicio ni entrar a valorarlo como tal, el salto de calidad parece haberse producido en cierta media, pero siguiendo una barrera que rotula "prohibido crecer". Con sus errores obvios de planificación deportiva, de gastarse cuatro millones en Melero, otros tanto en Sergio León más la alta ficha por la cesión de Borja Mayoral,... cuando tu único propósito y necesidad real (reconocida públicamente por los responsables) era la del central de jerarquía, al margen de seguir contando con Vezo. Un tema ya tabú.

Comenzaron los partidos oficiales. Hasta la fecha llevamos seis. Muy dignos resultados en Orriols, pero horribles fuera de casa. Con el hándicap de tener a líderes como Campaña y Morales por debajo de nivel, pero que siguen jugando sin descanso por decreto divino. Pero a su vez, Paco López, quien finalmente terminó influyendo de cara a los puestos y objetivos de la plantilla para "reforzarse", peca semana tras semana.

-Gol al Betis (@Adolfo Benetó / Levante UD)-
De la cita en el Benito Villamarín podemos obtener varias enseñanzas y que esperemos que puedan marcar un punto de inflexión. Comenzando por lo desaprovechadas que se tienen las bandas. Y es que, como tales, tan solo Morales y Hernâni cumplen con dicho perfil y hasta el día de ayer no habían coincidido. Hasta se ha llegado a prescindir de dichas bandas y pasando a jugar con un rombo de centrocampistas por detrás de los delanteros, entre los que no habían estado juntos Vukcevic y Radoja, ambos de perfil defensivo y muy aprovechables en sintonía. Esas variantes tácticas y tan diversas que definen que no se tienen las ideas claras, sino muchas incógnitas que dan paso a la improvisación de posicionamientos, protagonistas,... que cada fin de semana son diferentes. 

Y no, señor Paco López. La flexibilidad y polivalencia de los jugadores granotas no es argumento siempre válido ni lo compraré. Como tampoco lo es rotar por completo una línea defensiva que venía de ser imbatida días atrás contra el Eibar. Así como no dar continuidad al menos durante equis jornadas a tu doble apuesta de referencias de ataque, más allá de llamarse Roger, Mayoral o Sergio León y de las características de cada rival o partido. 

Salvo lesión, como ha ocurrido con Bardhi, hay que mantener cierta estabilidad táctica y deportiva, no estar todavía con probaturas tras un mes de competición ya transcurrido. Dichas alternativas serían bien vistas en un momento puntual, no con dicho mareo semanal y que con total seguridad volverá a repetirse el domingo contra el Osasuna. Un partido que, dicho sea de paso, no puedes perdonar ya que posteriormente tocará afrontar otros dos compromisos consecutivos en Leganés y en Sevilla.

Va siendo hora de que esta gente, los 20.000 abonados y seguidores que cada partido no fallan en su butaca en el templo levantinista, tenga ilusión y motivos reales por los que no resignarse a la poca ambición que se maneja por parte de cuerpo técnico, área deportiva y directiva. 

Si estos últimos consideran que el futuro pasa por deambular por el mismo camino que hasta la fecha estando ya saneados y, además, hipotecarse con Paco López, solo cabe decir que si ya se era un mar de dudas meses atrás al conseguir una permanencia de infarto en Montilivi, ahora todavía son mayores dichas dudas generadas. Dejémonos de millones de excusas. ¿Es esto lo que realmente queremos?

Comentarios