Foto: Levante UD BM Marni |
Cuando
muchos clubes y escuelas de balonmano se encuentran aún en la última fase de
sus vacaciones, antes del inicio de sus respectivas pretemporadas, el Levante
UD BM Marni aprovecha las fechas veraniegas para seguir formando a su escuela.
Una formación que va más allá de la preparación física y la pizarra táctica, y
en la que goza de una vital importancia el desarrollo psicológico y social de
los jugadores del club de Orriols. Por ello, los coordinadores de la escuela y
la directiva del club valenciano, no quisieron desaprovechar la oportunidad de
mandar a sus pupilos más allá de las fronteras españolas para que estos adquirieran
un plus en valores de convivencia, trabajo en equipo y aprendizaje de otras
culturas, tanto de vida como de balonmano. La ciudad danesa de Viborg fue el
escenario escogido para que, durante cinco días, los jóvenes granotas sumaran
una nueva y enriquecedora experiencia en sus carreras deportivas.
Foto: Levante UD BM Marni |
Al
igual que en la cita del año pasado en la localidad húngara de Veszprem, hasta
cinco categorías del Levante UD BM Marni han convivido desde el 2 hasta el 6 de
agosto con jugadores de países como Dinamarca, Noruega, Islandia, China o
Francia, entre otros, en un torneo internacional que ha aportado muchas
lecciones a los jóvenes componentes del club. Lecciones más importantes incluso
que los propios resultados en el campeonato.
El
equipo más mayor que compitió en Viborg, fue el combinado sub-23 conformado por
componentes de los dos equipos seniors masculinos con los que cuenta el Levante
UD BM Marni. Con predominio de jugadores nacidos en 1997, y por tanto sin
alcanzar aún los veinte años, el equipo rindió muy bien sobre la cancha a pesar
de su juventud. Una participación más que satisfactoria, en la que el conjunto
granota mostró un alto nivel de competitividad, en la que la lógica
irregularidad que dota las circunstancias en las que se desenvolvía el
campeonato, fue el único pero de su actuación. El equipo consiguió acceder a
una final en la que apenas pudo competir, dada la entidad del rival y el justo
nivel de fuerza con el que llegó el conjunto de Orriols.
Foto: Levante UD BM Marni |
Por su
parte, el equipo juvenil fue el que más competitivo se mostró en la cita nórdica.
Con un conjunto formado casi en su totalidad por jugadores nacidos en 1999,
prácticamente dos años menos que la mayoría de competidores de la categoría, el
Levante UD BM Marni firmó un papel más que digno en el campeonato. Además de la
edad, la superioridad física a nivel genético de los deportistas nórdicos fue
un hándicap más a superar por los granotas, que acabaron rotos en muchos
encuentros por la exigencia y los duros contactos que les infringían sus
rivales. Aun así, los valencianos saltaban a la cancha en cada partido
dispuestos a comerse al oponente, como demostraron en la final de consolación
en la que, tras un durísimo partido, consiguieron doblegar a un equipo
físicamente superior.
En
categoría cadete, el Levante UD BM Marni presentó dos equipos. Uno conformado
por jugadores nacidos en el año 2000 y otro por los que lo hicieron en el 2001.
El primero disputó un torneo con partidos muy intensos y ajustados en el
marcador, hasta el punto en que dos de los partidos se decidieron con sendos penaltis
fallados por el rival, permitiendo a los de Alberto Jato acceder a la Final B.
Por su parte, los segundos lograron vencer dos choques en la primera fase, que
le llevaron a disputar la fase final con los mejores. Una fase muy complicada,
en la que los chicos de Patxi ya no pudieron con sus rivales.
Foto: Levante UD BM Marni |
En otro
orden, se vivió la parte más surrealista del campeonato, al menos para lo que
estamos acostumbrados en el balonmano español. Los equipos infantiles y
alevines del Levante UD BM Marni disputaron el torneo al aire libre y sobre
hierba. Algo muy habitual en los países nórdicos. Hasta ahí ningún problema,
más allá de algún que otro incidente con el calzado, en lo que suponía una
experiencia más a sumar para los más pequeños del club. El enorme inconveniente
estuvo en el factor climatológico. Y es que no hubo día que no lloviera en
Viborg durante la estancia de los granotas, lo que convirtió cada encuentro de
los chicos y chicas en una odisea. No podían correr, no podían botar el balón,
resbalaban y caían sufriendo fuertes golpes. Algo a lo que están muy
acostumbrados los equipos del Norte de Europa, pero no los españoles. Al final,
como siempre, lo mejor fue tomárselo con filosofía y los técnicos lo enfocaron
como una forma de que los más jóvenes se divirtieran y, por supuesto, lo
tomaran como una experiencia que les quedara marcada en sus carreras deportivas
como reto de superación ante las adversidades. En definitiva, lo más importante
para los entrenadores fue ver como sus pupilos lo dieron todo en cada jugada y
como se levantaban cada vez que caían para seguir buscando la portería rival o
defender la suya propia.
A la
postre, los servicios técnicos del Levante UD BM Marni, en su regreso a
Valencia, se mostraron muy satisfechos con lo vivido por todos los jugadores y
entrenadores desplazados. Más allá de los resultados, se forjó un sentimiento
de unión y pertenencia, una transmisión de valores y un plus de experiencia
balonmanística, que supondrá una piedra más en la edificación ya colosal de
este histórico club valenciano.
Fuente de información: Servicios Técnicos del Levante UD BM Marni
Foto: Levante UD BM Marni |
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