Lágrimas de compromiso, raíces de gloria

Foto: Jorge Ramírez / Levante UD
Aunque siempre con menos repercusión mediática de lo que merece, este fin de semana será recordado durante mucho tiempo por los organizadores y participantes del I Torneo Todos Jugamos, disputado en el Ciutat de València. El Levante UD, a través de su Fundación Cent Anys, ha sido anfitrión de un campeonato 3 en 1 sin precedentes, con el que se ha demostrado que hay sitio para todos en el mundo del fútbol. Durante tres intensos días, hemos podido disfrutar de manera simultánea de un Torneo Inclusivo disputado por los equipos para personas con discapacidad intelectual del Levante, Espanyol, Valencia, Mallorca, Villarreal, Real Sociedad y Athletic; de un Torneo Infantil disputado por los colegios que han disfrutado durante el año de la iniciativa del Club de los Niños, y de un Torneo Femenino Amateur. Todo ello rematado en la jornada dominical, en la que se hizo coincidir la Fase Final de los torneos, con la ya típica Feria Granota de final de temporada, que afrontó su octava edición.

El Colegio Rivas Luna se ha hecho dueño y señor del Torneo Escolar del Club de los Niños, al vencer en su tercera edición superando en la final al Colegio Sagrado Corazón de Quart, haciéndose de esta manera con el título en los tres campeonatos disputados. Por su parte, el equipo femenino Notingham se hizo con la victoria final en el I Torneo Femenino Amateur, tras superar por 3-0 en la final a El Lado Oscuro.

Fotos: Jorge Ramírez / Levante UD



Pero si uno de los tres eventos que conformaron el I Torneo Todos Jugamos debe de ser destacado por encima de todos, ese es el Torneo Inclusivo disputado por Levante, Espanyol, Valencia, Mallorca, Villarreal, Real Sociedad y Athletic. La intensidad y la emoción vivida durante los tres días por los jugadores de los equipos para personas con discapacidad intelectual de estos clubes, que han compartido buses, hotel, césped y hasta Palco VIP para disfrutar de la Final de la Champions, han desbordado todas las expectativas que pudieran tener los participantes. Unos equipos que han vuelto a sus ciudades de origen totalmente ilusionados. Una convivencia que se ha disfrutado de una forma tremendamente sana. Componentes de la Real bailando con otros del Athletic, chavales del Levante compartiendo momentos con jugadores del Valencia o los siempre presentes voluntarios del Levante mostrando su lado más gentil con cada uno de los equipos, a los que trataron como si fueran de su propia familia, son solo unas pequeñas muestras de ello. Todo ello reforzado por la presencia de exfutbolistas profesionales de la talla de Marcos Senna, Gica Craioveanu, Siviero, Fuentes, Marchena, Juan Sánchez, Giner, Rubén Súarez, Mora o Tito entre otros; o los ya habituales en la familia Levante EDI, como son Miguel Pérez y Maider Castillo. 

Foto: Jorge Ramírez / Levante UD
La gran noticia fue el gran nivel competitivo de todos los equipos. No hubo partido fácil, y la clasificación final fue la que fue, como pudo ser otra muy distinta solo con cambiar un par de detalles. Tres jornadas de competición que culminaron con el triunfo en los penaltis del RCD Espanyol ante un Levante UD EDI A, que vio como se le escapaba el título en el último minuto de la final. El Levante UD EDI B tuvo que conformarse con la sexta plaza, a pesar de un buen campeonato en el que la suerte no le sonrió en los momentos clave. 

Y precisamente en este punto quería pasar a hablar de este equipo, del Levante UD EDI. Ya son muchas las veces que he escrito sobre ellos, pero siempre mucho menos de lo que podría, teniendo en cuenta la cantidad de sentimientos que me evocan. En cada día,  en cada experiencia nueva que comparto con ellos, no me dejan de sorprender. Su capacidad de aprendizaje, ya no solo a nivel técnico y táctico, sino a nivel mental es espectacular. Han ido forjando un carácter competitivo difícil de alcanzar para cualquiera de los que deseamos practicar algún deporte. Les pongo en situación. Semifinal ante el RCD Mallorca, derrota parcial por 2-1 y, casi con tiempo cumplido, el Levante UD EDI A fuerza la tanda de penaltis para éxtasis de la afición, cuerpo técnico y plantilla. En la tanda, hasta en tres ocasiones un fallo de los jugadores del Levante UD hubiera supuesto la dolorosa eliminación. Pues bien, los granotas superaron la enorme presión que eso supone para acabar haciéndose con un billete para la final. Muestra del gran poderío mental que han forjado. Tanta tensión desembocó en lágrimas de emoción en varios de los jugadores del equipo.

Foto: Jorge Ramírez / Levante UD
Y aquí es donde quería llegar, a las lágrimas. Hubo muchas, de muchos jugadores. Pero hubo unas que a punto estuvieron de abrir el grifo de las mías. Y mucho tiene que ver con la ardua tarea de difundir levantinismo a través de unos valores, de unas señas de identidad, de generar un sentimiento de pertenencia en la gente que poco a poco se adentra en nuestra familia. En concreto me refiero a un jugador del equipo al que hace poco le abroncábamos de forma cariñosa y en tono de broma por salir del entrenamiento con una camiseta del Valencia. Siempre se lo recordamos para hacerle un poco la puñeta, pero siempre con la sonrisa como objetivo. Pues bien, ver a ese jugador llorar de alegría tras esa victoria, en la que además participó marcando uno de los penaltis comprometidos, me llegó al alma. El levantinismo se ha de forjar mediante la generación de sentimientos, de ilusiones, es algo que jamás se ha de fomentar de forma forzada. Estoy seguro que este chico tiene, desde este fin de semana, el corazón un poco más granota.

No fueron las únicas lágrimas. La dolorosa derrota en la final supuso un cambio del sentido emocional de las mismas. Lágrimas en la victoria, lágrimas en la derrota. En definitiva, lágrimas de compromiso. Lágrimas que muestran todo el trabajo, sacrificio e ilusión que traen detrás de sí estos FUTBOLISTAS. Sí, en mayúsculas. Lágrimas que riegan la tierra en la que crecerán raíces de gloria. Gloria en forma de triunfos que no dejarán de llegar para esta escuela. Porque sí, porque yo soy de los que cree en que todo esfuerzo tiene su recompensa. Esto no ha hecho más que comenzar. 

Foto: Rafael Grilles Rodriguez


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