Pocas veces se recuerda un cambio tan radical. El mes de enero 2016 ha dado mucho de sí y la secretaría técnica con el visto bueno del presidente Quico Catalán se ha empleado a fondo para dar un lavado de imagen, o al menos reparar el engranaje, de una plantilla del Levante que no ha dado de sí todo lo bueno que se esperaba de ella.
Foto: Adrián García / Mundo Levante UD |
Tanto es así que durante el pasado verano la estructura del equipo había quedado prácticamente configurada al gusto o preferencia de Lucas Alcaraz. La desaparición de la figura del mediapunta, la escasez de futbolistas de banda y depositar su confianza en escasos hombres pasó factura. Los malos resultados provocaron la destitución del técnico granadino y pese a que Rubi tomó las riendas del banquillo granota ya hace meses, la mejora del juego con una imagen más vistosa y sin tantos complejos no ha sido todavía suficiente para sacar al Levante de los puestos del descenso.
Pero como en todo, tanto en la vida como en el fútbol, hay segundas oportunidades que no hay que desperdiciar. Esta se presentó con la llegada del mercado invernal de fichajes. No había tiempo que perder. Se aventuraban cambios y, además, habría que realizar un esfuerzo económico tanto en negociaciones como en completar también todas las fichas disponibles.
Manolo Salvador junto al máximo mandatario viajaron a Argentina para ver en primera persona a uno de los futbolistas a los que se seguía la pista. Poco después y con todavía sin haberse dado el pistoletazo de salida para la inscripción de nuevas nombres, se confirmaba en noviembre que Mauricio Cuero iba a ser la primera alta. Un jugador polivalente, ofensivo, veloz y capaz de acoplarse a cualquiera de las bandas. Justo una de las necesidades. Pero para ello, 3,2 millones € hubo que depositar, el mayor gasto en la historia centenaria de esta disciplina.
Foto: María Villanueva / Mundo Levante UD |
Sería el primero pero no el único, ni muchos menos. Al colombiano sucederían hasta otros cuatro jugadores. El siguiente iba a ser la estrella, un "galáctico" que volvía a la Liga y que ya sabe lo que es golear. Giuseppe Rossi cambiaba el violeta de la Fiorentina por los colores azulgranas del Levante. Tan solo serán unos pocos meses en forma de cesión, salvo que el Levante consiga la permanencia, el futbolista se convenza en seguir y el club deposite los 5 millones € de su opción de compra, pero ya desde el día de su presentación se vio la gran expectación e ilusión que generó 'Il Bambino' en Orriols.
La parcela defensiva, uno de los quebraderos de cabeza por segunda temporada consecutiva, también se vio fortalecida, concretamente en el puesto de central y lateral izquierdo. Medjani y Orbán se confirmaban como el tercer y cuarto refuerzo. El argelino llegaba con carta de libertad tras militar en el Trabzonspor, aunque con una ficha elevada, y el argentino procede del Valencia CF también como cedido y sin opción de compra.
Por último, ya en el último día y concretamente en las últimas horas del mercado, se zanjaba también el retorno de otro ex de la Liga Española. El Levante confió y creyó que Joan Verdú volverá a maravillar con su precisión y magia, como así hizo en el Espanyol y Betis, para complementar la posición de centrocampistas o convertirse en ese extinguido mediapunta como años atrás fueron Rubén Suárez o Barkero. Todo dependerá del estado físico y voluntad del futbolista y de los métodos de Rubi.
Foto: @RealValladolid |
Sin embargo, para que todo esto haya sido posible, algunos también tuvieron que dejar de forma parte y bajarse de esta tripulación para aventurarse en nuevos retos. Tres fueron las bajas que se dieron: Jesús Fernández, Roger y Nikos. El cancerbero, pese a su inactividad en forma de minutos, permanecerá en Primera División ahora en las filas del Granada CF, donde coincidirá con un viejo conocido como David Barral. Por otra parte, tanto el defensa heleno como el delantero valenciano seguirán por el mismo camino, vestidos de blanquivioletas con el Real Valladolid, aunque a Roger se le espera a final de temporada ya que el acuerdo de la operación se fijó como cesión.
Quizás haya sido demasiado tarde al no realizarse los deberes en el período estival; quizás no y la recuperación para los malos estudiantes que se celebra cada enero permita seguir en lo más alto y no caer un escalón. Lo que parece claro y la gran mayoría de gente coincide es que el club levantinista se ha movido bien durante estas últimas semanas y tocará analizar si el trabajo teórico se traduce en aptos resultados sobre el terreno de juego en casi la mitad de esta temporada que resta todavía por disputar. Así queda formalizado el Levante UD 6.1, la sexta plantilla de la era post-centenario en su versión definitiva.
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