El Levante B cosechó una dolorosa derrota, por dos tantos a uno, en su visita al filial del RCD Espanyol. Los soldados de José Gómez ofrecieron una imagen mejorada y únicamente la mala fortuna obligó a los azulgrana a regresar de Valencia con las manos vacías. Las sensaciones, no obstante, y especialmente en la segunda mitad, fueron muy positivas.
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| -Fotografía: Jorge Ramírez- |
El inicio del envite obedeció a lo esperado. El combinado blanquiazul presionaba muy arriba y rápidamente se hizo con el control más absoluto. Un par de aproximaciones de Iván Sales, muy activo en los primeros compases, fue lo más destacado de los treinta minutos iniciales. A partir de ahí, el Levante se quitó de un plumazo el dominio de encima y comenzó a plasmar paso a paso su filosofía y sus ideas, llevando el partido por el cauce deseado.
No obstante, a falta de diez minutos para el tiempo de descanso, llegó el jarró de agua fría para los valencianos. Un soberbio disparo de Caballé se coló en la meta de Leandro, alzando el uno a cero al electrónico con el que se llegaría al paso por vestuarios.
La reanudación deparó una continuación del estilo con cierta exageración. El Levante se volcó por completo sobre la meta de Pau. Jason y Rubén Fonte merodeaban continuamente, con gran peligro, el área espanyolista. Y tuvo que ser nuevamente mediante una acción aislada, con una preciosa y majestuosa ejecución de un libre directo por parte de Joan, como el cuadro perico superase el férreo entramado defensivo rival.
La reacción no se hizo esperar, y apenas unos instantes después, Borja remachó un envío a balón parado de Andy para hacer el dos a uno. De ahí al final, el partido se convirtió en una sucesión de ocasiones para los levantinistas. Ni Galán, ni Andy ni Traver fueron capaces de lograr una más que merecida igualada, quedando así el equipo en puestos de descenso y con únicamente dos puntos en lo que llevamos de temporada.
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