Duro castigo para un buen Levante

A la vista del marcador final, el partido que se dibujaría en la mente de cualquier aficionado que no presenció el choque de ayer tarde distaría, y mucho, de lo acontecido sobre el tupido césped del Santiago Bernabéu. Cinco goles fueron mucho castigo para un equipo que aguantó estoicamente hasta el minuto 85, pero que con el tercer tanto merengue se derrumbó completamente.

Fotografía: Levante-EMV
El Levante salió muy bien plantado de inicio. Con las líneas muy juntas, trabajando mucho en defensa y con un sensacional Míchel Herrero, que hilvanó algunos de los mejores minutos de su particular temporada. Sin embargo, el poderío técnico de los locales hacía que en cada aproximación los zagueros valencianos deberian emplearase al máximo, sin dejar escapar cualquier atisbo de concentración.

La mayor virtud del Real Madrid, el contragolpe, se estaba convirtiendo poco a poco en su peor pesadilla, y Acquafresca avisó con un ajustado disparo que desvió Diego López de lo que sus compañeros y él eran capaces de ofrecer. No obstante, los hombres de Mou, con Higuaín y Benzema secundados por Callejón y Kaká en línea de tres cuartos, también dispusieron de alguna clara ocasión antes del cero a uno, desbaratadas todas ellas por un excelso Gustavo Munúa.

Un contraataque de manual, llevado a la perfección por Pedro Ríos, fue culminado por Míchel Herrero a la media hora de encuentro. Durante unos instantes, la grada del coliseo blanco tembló y se temió lo peor ante una de las mejores versiones del cuadro azulgrana. Pero apenas unos minutos después, el Pipa conectó una preciosa volea que se tradujo rápidamente en la igualada en el marcador. Un empate que duró incluso menos tiempo que la ventaja visitante, puesto que el colegiado no dudó en interpretar como voluntarias unas manos de Chris Lell en el interior del área. Kaká transformó la pena máxima y puso en ventaja a su equipo antes del descanso.

La segunda mitad careció de ritmo por parte de un Levante cansado que poco a poco caía a merced del poderío y los millones del combinado madrileño. Aún así, el equipo aguantó de manera estoica y peleó hasta los minutos finales (aguantado, eso sí, por las sobresalientes intervenciones de Munúa), gozando incluso de alguna ocasión clara. Los cambios, la verdad, no ayudaron en exceso y a falta de cinco minutos, Cristiano dilapidó cualquier esperanza. No contentos con ello, los blancos siguieron apretando hasta el pitido final. Así, el alemán Mesut Özil aprovechó para firmar su particular doblete y dibujar un resultado final que, a la postre, es un duro castigo para un Levante que dio la cara. 

Y sí, lo hizo el equipo, pero también una afición de diez que de manera individual muchos ellos se trasladaron a Madrid para disfrutar del partido y apoyar a los suyos. CHAPEAU.


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