Un empate con sabor amargo

El pesimismo y la indignación afloraron en los corazones de todos y cada uno de los seguidores levantinistas presentes en el Ciutat de València en la tarde de hoy tras la conclusión de un encuentro que, de manera inexplicable, terminó con empate a cero. En una velada primaveral y contagiada por el ambiente fallero ya palpable en cada rincón de la ciudad, el conjunto dirigido por Juan Ignacio Martínez completó unos brillantes noventa minutos que no sirivieron para lograr un triunfo que ya se resiste, en el campeonato liguero, desde hace prácticamente un mes y medio.

-Fotografía: MARCA.com-
Con la figura de Obafemi Martins acaparando todos los focos tras su ausencia en los últimos entrenamientos y en la convocatoria del partido, fue el italiano Robert Acquafresca quien saltó al césped ocupando su lugar como máxima referencia en ataque. No fue la única novedad, puesto que tanto el capitán Sergio Ballesteros como Juanfran García también dispusieron de un merecido descanso en vistas al vital choque del próximo jueves en tierras rusas.

Pronto comenzaron a vislumbrarse las líneas maestras de lo que se vería durante los noventa minutos. Con apenas treinta segundos de encuentro transcurridos, Acquafresca dispuso de un claro mano a mano ante Miguel Ángel Moyà que el guardameta mallorquín repelió con el pie. El pase de Rubén García, fabuloso. 

Poco intimidó el cuadro getafense, hoy vestido de blanco por completo. La defensa azulgrana, y en especial el griego Loukas Vyntra, se mostró infranqueable. En el minuto quince de juego se fraguó la segunda ocasión manifiesta de gol para los locales. Acquafresca marró en el mano a mano nuevamente, y el rechace acabó repelido por el travesaño tras ser golpeado violentamente por Míchel Herrero.

Tras un vano intento de David Navarro apenas unos instantes después de la clara ocasión de Míchel, el partido quedó sumido en un completo dominio del Levante, que atenazó por completo cualquier atisbo de esperanza ofensiva de los madrileños. 

Por si la suerte, deportivamente hablando, no hubiera sido lo suficientemente esquiva en el día de hoy con el Levante, apareció la figura de Alberto Undiano Mallenco para completar la cuadratura del círculo. En la primera mitad no se prodigó en exceso en su desacierto, obviando una acción que, probablemente, debió ser sancionada con pena máxima sobre Robert Acquafresca. Pero tras su paso por vestuarios, el navarro completó un ajuar de desaciertos que, tal vez, ejercieron de manera decisiva en el guarismo final.

El paso por vestuarios no hizo sino prolongar lo observado hasta ese momento. Un Levante dominador y que merecía, de todas todas, ponerse por delante en el marcador. Sin embargo, la parsimonia y rigidez que poco a poco se imprimía sobre el verde, fruto también del cansancio físico, no era una baza a favor de los de JIM. El técnico, consciente de ello, dio entrada a El Zhar, Roger y Juanlu, dinamizando así toda su parcela de tres cuartos. 

Así, en los cuatro minutos finales y después de la única y más clara ocasión del equipo de Luis García, llegaron los momentos de mayor ímpetu y que, sin duda, debieron decantar el resultado en favor del Levante. Primero, un mano a mano desaprovechado por Roger Martí. Seguidamente, la acción más polémica de la tarde. Disparo potentísimo de falta de Vicente Iborra que repele el larguero, y cuyo posterior bote parece introducirse en el marco azulón. De nuevo, la apreciación de Undiano no fue la correcta. 

Y para rematar, una inverosímil acción final entre Rubén y El Zhar que acabó en los dominios del guardameta balear tras ser interceptada por el central Rafa con el brazo izquierdo. Un empate que para nada desmerece los méritos ni el genial encuentro del Levante, pero que sí deja un sabor agridulce y una sensación de impotencia e indignación general entre los seguidores. Sin embargo, el jueves la historia tiene una parada en Moscú, donde todo puede suceder... 

Comentarios

  1. Ayer estuve en el Ciutat de València viendo el partido. El Levante tiene muy poca suerte tanto con los árbitros y como con los tiros a puerta. Creo recordar más de dos tiros acabados en el larguero.

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