Un lugar que enamora llamado Ciutat de València

Quien hubiera dicho a un niño de 4-5 años que paseaba con su padre y su madre con su pequeña bicicleta roja por los alrededores de la huerta de Orriols que terminaría enamorado de un estadio de fútbol que allí se encontraba. Quedaba impresionado cada vez que lo veía. 



Corría el año 1997, y lo único que conocía de él es que era el estadio del equipo del Levante Unión Deportiva, que no jugaba en 1ª división. Esa imagen es de los primeros recuerdos que conservo, aunque no muy nítidamente el como era exactamente la zona, por todos los cambios sufridos durante estos casi 15 años.

No mucho tiempo después, al fin tuve la oportunidad de entrar dentro para ver alguno de los partidos que en él se disputaban. Acompañado de mi padre y entrando gracias a un amigo que trabaja en una de los tornos de acceso, insistía en colocarme en la primera fila del Gol Alboraya, junto al córner que da a Grada Central. El primer partido fue una victoria en tiempo de descuento gracias a un gol de penalti, anotado por "Vicentín". Tampoco olvidaré esos momentos. Poco a poco me gustaba más ir a ese estadio e insistía en asistir con más frecuencia.

Debido a mi juventud, yo he tenido la suerte de no conocer los difíciles accesos al estadio que antes existían. Tampoco el tren que acercaba a los aficionados de los alrededores. Yo solo he conocido el Ciutat de València (que por entonces no tenía aún ese nombre) con sus pequeñas huertas alrededor, pero que poco a poco iban desapareciendo ya que las afueras se iban modernizando y apareciendo las distintas carreteras y edificios actuales.

Con el paso de los años, ese pequeño niño fue creciendo y, cuando pasaba por delante del templo levantinista, siempre tenía que mirarlo, como si quedara hipnotizado. La gran mayoría de granotas tendréis esa misma sensación, al igual que se os pasa por la cabeza el "que ganas tengo de que ya sea domingo para poder ver al Levante en nuestro Ciutat". No se puede remediar, no es un simple sitio más como uno cualquiera, es más que un monumento.

En mis inicios futboleros, un servidor era más fan de "el vecino" (Valencia CF), a pesar de que al Levante nunca le hice ascos, todo lo contrario. Acabando el anterior milenio, cada vez más y en no mucho tiempo, la sangre que corría por mis venas fue convirtiéndose plenamente en blaugrana y desangrándome de la blanquinegra. Doy miles de gracias por ello y de formar parte de esta familia de levantinistas.

Además y como aficionado levantinista, estoy teniendo la suerte de vivir la mejor etapa histórica de nuestro club. Meses atrás hemos ocupado el primer puesto de la 1ª división, el mejor club de España por momentos, y al acabar la temporada conseguimos clasificarnos para competición europea. Me gustaría pensar que se haga realidad lo que tantas veces comenta Quico Catalán: "La mejor época del Levante está por llegar; no es ahora". Ojalá. 

¿Quien no ha soñado alguna vez -a pesar de nuestra humildad- que en nuestro precioso estadio recibíamos a los mejores equipos del fútbol y en él sonaba la melodía de la Champions League? Sería una sensación única e indescriptible, como premio a nuestra más que sufrida historia. Pues bien, esa recompensa ha llegado. Pero en forma algo menor, de Europa League, aunque igualmente emocionará a muchos como yo escuchar la sintonía de esta competición sobre el Ciutat de València, en cada uno de los partidos que disputemos y cuando salten los jugadores sobre el verde.

Por eso, en partidos con victorias contundentes o con remontadas mágicas como la cosechada contra el Espanyol, a pesar de las preocupaciones y problemas personales que pueda tener cada uno de nosotros, esos momentos en el Ciutat de València (ya tan habituales de estar en él cada dos semanas) te sirven para desconectar de la realidad y soñar despiertos. ¿Por qué? Porque tenemos a los mejores jugadores que nuestro Levante podría tener, rodeados de mucha gente conocida que ya forma parte de nuestra segunda familia y -por supuesto- sin olvidar que nos encontramos en el mejor sitio del mundo: el Ciutat.

Dicho escenario y sus alrededores también me han valido para conocer gran cantidad de grandes y buenas personas, que hoy en día forman una parte importante de mi vida, entre ellas muchos de los mejores amigos. Un lugar bonito, que enamora y también mágico.

Es por ello que al pensar que en años futuros el Ciutat de València puede desaparecer de Orriols me pone triste. Muchos de vuestros familiares habrán vivido lo mismo con Vallejo y anteriores estadios en que nuestro club ha jugado, y es una sensación que por dentro debe dejarte melancólico perdido.

A pesar de los cambios sufridos tanto por dentro como por fuera del estadio, no sería lo mismo el no estar ahí. También, a lo largo de su historia, el Ciutat pudo sufrir grandes cambios, como el tener que ser un estadio olímpico, tener capacidad para más de 50.000 personas,... Son cosas que con el tiempo te enteras de ello porque lo desconocías, sorprendiéndote y mucho.

Mientras tanto, sigo deseando que el Levante esté tan bien como en los tiempos actuales que corren, es decir, estando en 1ª división y -a poder ser- en los puestos altos de la tabla. Nuestra deuda económica -una de las muchas por las que hemos pasado- puede acelerar que el cambio de estadio se produzca, por desgracia. Sin embargo, me remonto a varios párrafos atrás y tengo esperanzas de que las palabras del "presi" se hagan realidad ya y podamos salvar nuestro patrimonio del Ciutat de València. Una de las opciones sería estar en la máxima categoría durante mucho tiempo; la otra aprovecharnos de realizar una buena competición europea y conseguir una suma importante de beneficios.

Para acabar con este texto, avanzo mucho más en el tiempo que conforme lo había hecho hasta ahora, en un futuro desconocido y aún por llegar. Tengo la fe de que cuando llegue mi hora -la cual tarde mucho en venir- mis cenizas puedan ser esparcidas por ese mágico césped recientemente cambiado por primera vez tras más de 40 años de historia y que se encarga de cuidar Raimon. Señal sería de que todo ha ido transcurriendo bien durante el tiempo y de que hemos podido disfrutar de muchas más emociones y alegrías en nuestro actual estadio.

Porque no es un sitio más, es un lugar que enamora y que se llama Ciutat de València. ¡MACHO LEVANTE, Y POR SIEMPRE EN EL CIUTAT!

Comentarios

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