In Míchel we trust

Miguel Alfonso Herrero Javaloyas, más conocido como Míchel Herrero, se ha convertido en la tarde de hoy martes en nuevo jugador del Levante UD. El joven valenciano firmará un contrato que le mantendrá vinculado a la entidad azulgrana durante las próximas tres temporadas, reservándose el Valencia CF, club propietario de sus derechos federativos hasta el día de hoy, una opción de recompra sobre el jugador. Desde Mundo Levante UD repasamos la trayectoria y las cualidades más loables del segundo refuerzo estival del EuroLevante, que tras una campaña sobresaliente en las filas del Hércules CF, espera demostrar que tiene suficiente talento como para triunfar en el más alto nivel.

Deseoso de formar parte de un proyecto que considera serio y realista a la par que ambicioso e ilusionante, Míchel volverá a la que es su ciudad natal tras dos años de cesiones con resultados más que dispares, pero en definitiva, beneficiosos para su formación como persona y futbolista. Formado en las categorías inferiores del Burjassot, su pueblo natal, el Valencia puso durante el año 2007 sus ojos en este talentoso mediapunta, que rompía con el clásico perfil de futbolista frío e insensible de tres cuartos de campo. Su garra, esfuerzo y coraje le valieron para convertirse en una de las piezas más codiciadas de la factoría de Paterna, y sus actuaciones no pasaron inadvertidas para el, por aquél entonces, novel entrenador del primer equipo valencianista, Unai Emery. 

El mal ambiente gestado en el vestuario blanquinegro, los meses de impagos a jugadores y la pésima o nula implicación de alguno de ellos sirvieron para que el míster vasco le diera la alternativa a Míchel en numerosos encuentros. Fue alineado en distintas posiciones, desde mediocentro creativo hasta delantero centro, pasando por su situación natural en la mediapunta. Logró un tanto ante el Portugalete el día de su estreno en Copa del Rey, y pese a mostrarse algo inmaduro en el aspecto meramente futbolístico, dejó ciertas dosis de fútbol y entrega muy del agrado de la parroquia valencianista.

Parecía que la temporada 2009/2010 sería la de su salto definitivo, más si cabe después del enorme partido que cuajó ante el Arsenal el día de la presentación del equipo ché, y que coronó con un bello tanto. Sin embargo, no gozó de las oportunidades deseadas, y la alternancia que debió asumir con el combinado filial, que requería de su buen hacer para cumplir los objetivos, le llevó a salir cedido dirección Coruña la temporada siguiente.

Fue un año para olvidar, con una grave lesión que trastocó por completo su campaña. No obstante, fue capaz de completar ocho encuentros, con unas sensaciones futbolísticas positivas, pero sin ver puerta en ningún instante. El descenso de un Deportivo en plena convulsión interna no fue tampoco el escenario más adecuado para su crecimiento.

Míchel no se amedrantó, y aceptó la llamada de Sergio Fernández, que consideraba al de Burjassot como un hombre ideal para un nuevo proyecto en visos de recuperar la categoría perdida. Juan Carlos Mandià ha sido capaz de exprimir hasta la última gota de talento de un hombre que, además, se ha consolidado como un excelente goleador, completando numerosos partidos como hombre más adelantado. Trece goles en treinta y nueve partidos son unos registros brillantes para un jugador de sus características.

Lógicamente, como ya hemos apuntado en el inicio, su excelente año no ha pasado inadvertido para numerosas entidades, que desde hace unas semanas ya soñaban con hacerse con sus servicios ante la negativa del Valencia a un retorno inmediato. El Hércules le ofrecía cuatro años de contrato, pero la posibilidad de jugar en la máxima categoría, en su Valencia natal y de la mano de un Levante con caché europeo, han decantado la balanza en favor de la propuesta granota.

Ya hemos ido desgranando a Míchel poco a poco en estas líneas, pero trataremos de hilar algo  más fino a continuación, y de embolsar cuál será su rol o puesto específico dentro de la plantilla dirigida por Juan Ignacio Martínez. Con su llegada se cubre el vacío generado por la reciente marcha de Rubén Suárez, y se hace con un jugador de un perfil muy distinto a lo ofrecido por José Javier Barkero, con quien, a priori, competirá por un puesto en el once titular. Aguerrido, fuerte y trabajador, Míchel rompe con el prototipo de enganche frío y parsimonioso. De sangre caliente, se muestra impetuoso y muy luchador, con además un talento y oportunismo nada desdeñables. Se desenvuelve bien en el juego de asociación, siendo capaz de escorar su posición o incluso retrasarla para favorecer una circulación fluida del esférico. Efectivo de cara a puerta y algo endeble en el juego aéreo, su gran debe podía asociarse en los últimos años a su falta de madurez y de percepción general del transcurso de los encuentros, algo que ha mejorado notablemente en estos meses en tierras alicantinas. 

Es el momento de demostrar sus aptitudes entre los mejores, es la hora de la verdad. Por aquel 12 de noviembre de 2008...

In Míchel we trust.

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