Ha
terminado una temporada de ensueño. Un año lleno de alegrías, de sonrisas, de
ilusión, culminado de manera más que exitosa. Un hecho insólito en una tan
extensa historia y que llevará el nombre y los colores de la entidad por las
ciudades de toda Europa el próximo curso. Sin embargo, desde el lunes por la
mañana (respetando la bien merecida fiesta de la noche del domingo) se está
trabajo de manera intensa en los despachos con el fin de perfilar el que será
el proyecto más ambicioso y responsable de la era Quico Catalán.
El
primer escollo que se verán obligados a afrontar directiva y secretaría técnica
será la continuidad del actual entrenador. Juan Ignacio Martínez ha completado
una excelente campaña, algo que no ha pasado desapercibido para numerosas
entidades que sueñan con contar con el alicantino al mando de sus filas a
partir del mes de julio. Varios equipos de la Premier League preguntaron por su
situación a mediados del mes de marzo, pero todo parecía indicado a una plácida
renovación una vez confirmada la permanencia en la máxima categoría.
No
obstante, el empeoramiento de la relación entre el míster y el presidente,
causado por algunas decisiones discordantes entre ambos y el ridículo
incremento en el sueldo del primero en comparación al que percibirán otros
miembros de la plantilla, parece haber enturbiado la claridad con la que se
esperaba abordar la situación. Los próximos días serán determinantes.
Otra
situación delicada, pero que parece tomar de manera definitiva un rumbo fijo,
es la continuidad de Rubén Suárez. El fantasioso enganche asturiano, icono de
la afición durante sus cuatro temporadas en Orriols, abandonará la disciplina
azulgrana el próximo treinta de junio. El papel secundario que se le ofrece en
el grupo no le convence, y se ve capacitado para ofrecer mucho fútbol al más
alto nivel. El gesto del último partido de Liga, en el que Juan Ignacio no le
concedió ni uno solo minuto con el encuentro decidido, terminó de encender la
mecha de su paciencia. El Deportivo de la Coruña parece el destino más
probable, sin olvidar la opción de volver a su tierra natal y al equipo que le
acunó en sus inicios, el Sporting de Gijón.
Muchos
días por delante, muchos nombres sobre la mesa, y un proyecto histórico que
debe cimentarse desde la cordura y la razón. Como diría Quico, no nos vamos a
volver locos.
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