La herencia de Manolo Salvador

Las segundas partes nunca son buenas, o al menos no suelen serlo. Lo mismo ha ocurrido con Manolo Salvador y el Levante UD. Para pesar de todos, las dudas se disiparon pronto y su herencia deja un nuevo descenso y una catarsis deportiva mayor.

- Manolo Salvador fue destituido por segunda vez como director deportivo del Levante UD (@À Punt Media) -

Las amistades no valen para todos los ámbitos. El fútbol es uno de esos terrenos, donde más vale rodearse de profesionales y competentes antes que de personas de afinidad que carecen de lo anterior. Quico Catalán volvió a confiar en Manolo, ese viejo amigo al que tuvo que despedir en 2016. Y cinco años después, la historia se repitió con dotes más trágicos, en mitad de los peores registros de la historia de LaLiga (y gracias a que Alessio Lisci la arregló) y con el deterioro definitivo de ese vínculo y relación.

Dicen que "no muerdas la mano que te da de comer". Por si hubiera sido poco el mal trabajo realizado, donde se coronó con el ilustre fichaje del entrenador Javi Pereira que fue de la misma calidad que un jarrón chino, el muy desagradecido de Manolo Salvador se ha marchado con rencor y con cero autocrítica, una vez ya repuesto del revés. Lo hizo echando pestes en dos entrevistas para los medios de El Ideal de Granada y también para Ser Deportivos Valencia.

Ojalá el tiempo le haga entrar en razón a Manolo Salvador y, por lo menos, llegue a comprender porque fue echado, ya que se ve que por lo que sea aún no lo ha comprendido. Porque con la pérdida de su identidad desde hace más de un lustro, como bien el propio Quico Catalán ya mencionó en su día que "Manolo dejó de ser Manolo", se ve que continúa falto de memoria.

Pero aquí estamos para recordárselo, faltaría más. Manolo Salvador regresó a un Levante medio asentado en primera división. Con sus cosas buenas y sus notas más negras, "la herencia de Tito" que algunos sectores cuestionaron permitió un ascenso instantáneo a la élite y fichajes como Campaña, Bardhi, Aitor Fernández que aún se mantienen. Los objetivos de Manolo Salvador eran principalmente dos: mejorar la plantilla especialmente en algunas posiciones señaladas y encontrar remedio mediante la subsanación de las cuentas económicas mediante operaciones de futbolistas.

Ni una cosa ni la otra. El cabeza visible del área deportiva del Levante hasta hace pocos meses no solo no cumplió con las metas fijadas, sino que además debilitó otros puestos en cuanto a recursos y fue incapaz de cerrar ningún acuerdo exitoso en ventas. A algunos de ellos, ha habido incluso que pagarles para que abandonaran la plantilla, con una necesidad de venta inmediata de 10,4 millones de euros, que parece complicado que se vaya a cumplir en esos plazos antes de junio. Los que vinieron, sin dar un nivel óptimo, con un perfil de jugadores del pasado, pero con esas fichas millonarias que atesoraban entonces, como Soldado y Mustafi. Y todo ello implosionó con los pésimos resultados deportivos, fruto de un proyecto descompensado, cuyo desenlace ya es conocido. ¿Te vas dando ya cuenta, Manolo?

Para hacer honor a la verdad, durante su etapa sí se hizo una cosa bien: el fichaje de Jorge De Frutos. Pero, mira por dónde, el peso y toma de decisión en esta operación recayó en las manos de David Navarro, no en las de Manolo Salvador. Hasta en eso no debería de alzar la voz y sí entonar el "mea culpa" por el mal ocasionado, aunque no haya sido nunca con mala fe.

Uno no es peor amigo por decirte las cosas que haces mal. Pero en esta historia, si alguien tenía que actuar así era el levantinismo o el Levante contra Manolo Salvador, y no viceversa como realmente ha sucedido. Después de todo, la herencia de Manolo Salvador se arrastrará en el presente y ojalá todo quede aquí, que no la sufran más generaciones. Su tiempo ya pasó una y dos veces, confiando a partir de ahora en el rescate de Felipe Miñambres.


Comentarios

  1. Per desgràcia, amic, pense que algun dia hauràs d'escriure una entrada similar sobre la "Herència de Quico Catalán". Mala marxa...

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