Álex Alegría: Del barro al cielo

Estamos acostumbrados a un ritmo de vida frenético y precoz. Vivimos, en ocasiones, por encima de nuestras posibilidades, y no exclusivamente en el plano económico. Marcamos y adaptamos los tiempos a unas exigencias absurdas que abogan por una memoria perdida y un reemplazo rápido. Si con 17 años no has despuntado y no eres un verdadero fuera de serie, no te quiero. Si a tus 19 años no has brillado en la más prestigiosa de las canteras, no te quiero. Y si a tus 22 años sigues todavía en Segunda B, no acepto ni escuchar tu nombre. Tan real como injusto.

-Alegría con el Cacereño (Number1Sport)-
Álex Alegría no es un tipo de ésos que con 16 años ya está llamando a las puertas de la sub-21 y creando más expectativas y portadas que certezas. Un futbolista de la vieja escuela, curtido en el corazón de su Extremadura natal y que a los 18 años en lugar de estar tasado en decenas de millones de euros, debutaba con el Cacereño en ese fútbol 'del barro' que tanto nos enamora a los románticos del balompié.

El equipo de su corazón le vio debutar en la categoría de bronce y pronto convertirse en el buque insignia de la entidad. Tras un año de aclimatación y adaptación a una división tan sumamente complicada y competitiva, Álex pasó a convertirse en la referencia y buque insignia de los suyos. Se destacó como el máximo goleador del equipo con nueve dianas y llamó a la puerta de algunas de las canteras más prestigiosas de Andalucía. Sevilla, Málaga y Betis, club que acabaría siendo su destino final, le agasajaron suculentamente.

-Álex celebra un gol con el Numancia (HOY.es)-
Una vez rubricado su contrato como verdiblanco, Alegría comenzó a experimentar una evolución constante y perceptible en sus tres primeros años. Dos de ellos fueron en Segunda B, mientras que su segundo curso como bético lo vivió en Tercera División. Su participación fue incuestionable y sus guarismos, alentadores: catorce goles anotados en la 2014-2015 y la llamada de Pepe Mel para debutar con el primer equipo ante el Mirandés.

Su excelente rendimiento y algunas de sus cualidades, poco frecuentes en el fútbol moderno, cautivaron a algunos de los emisarios del Numancia, club que solicitó su cesión. En su primer curso en la Liga 1|2|3, Álex disputó prácticamente la totalidad de los encuentros con un bagaje personal excelente de doce tantos, amén de su constante incidencia en el juego del equipo.

Gustavo Poyet fue el elegido para comandar la nave bética la pasada temporada. En un proyecto ambicioso y en pleno crecimiento, el míster uruguayo no quiso dejar pasar la oportunidad de contar con un futbolista como Álex Alegría para complementar un frente de ataque en el que Rubén Castro y Tonny Sanabria partían con los galones de titulares. No obstante, el buen hacer de Álex repercutió en la confianza de un preparador que no tuvo el más mínimo género de duda con el jugador durante su breve estancia en Heliópolis. 

-Álex celebra un tanto con la elástica bética (MARCA)-
Tras una temporada con constantes altibajos, cambios de entrenador y la llegada definitiva de Quique Setién este verano, Álex ha decidido buscar suerte lejos del Villamarín en forma de cesión. Un préstamo que el propio ariete contempla como "un traspaso" y en el que se espera sea capaz de brillar con luz propia. 

Alegría es un perfil de delantero poco usual. Su enorme envergadura le permite dominar el juego aéreo con solvencia, ser un pilar a balón parado y gestionar el juego de espaldas como pocos. No brilla en sus cifras goleadoras, pero sí muestra una determinante incidencia en todo el juego ofensivo. Puede actuar como única referencia, si bien trabajando en el frente de ataque junto a otro ariete de cualidades distintas puede multiplicar sus posibilidades. Es, además, técnico y habilidoso con la pelota en los pies, siendo tal vez la velocidad su punto débil más reseñable. Con todo esto, el Levante incorpora un 'nueve' completo, diferente y que, a buen seguro, hará las delicias de la hinchada de Orriols. 

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