Triunfo de casta para acercar la permanencia

Con la moral por las nubes tras la última terna de resultados, especialmente después de dos meses francamente complicados, el Levante UD Fútbol Sala visitaba al ya descendido Bodegas Juan Gil Jumilla con la necesidad imperiosa de sumar los tres puntos. 

El exceso de confianza, la euforia desatada y la sensación de caminar rumbo a un trámite en tierras murcianas fueron eliminados de golpe y plumazo por David Madrid y los suyos durante una semana en la que el técnico, consciente de la importancia y relevancia del envite, no quiso dejarse llevar por la espiral de excitación creada en torno al equipo y concentró sus esfuerzos en transmitir la seriedad y firmeza con la que sus guerreros debían afrontar un encuentro crítico y vital. 

-Fotografía: Afición y equipo celebran el triunfo (Twitter LUD Fútbol Sala)-
No fue ni mucho menos sencillo entrar en un partido tenso, trabado y que, pese al ya certificado descenso del cuadro local, dio muestras de lo inmerecido de ver al cuadro de Juan Francisco Gea cerrando, de la forma que lo hace, la tabla clasificatoria. Además, por si fuera poco, los jumillanos habían sumado su primer triunfo del curso en fechas navideñas en el Pabellón del Cabañal (coincidiendo con el estreno de David Madrid) y podían presumir de no haber sido superados por el Levante en las dos anteriores visitas al Carlos García. Pero amigas, amigos, a la tercera fue la vencida.

Jé y Cecilio dieron los primeros avisos, colmando la inspiración de un Luque que multiplicaba sus extremidades bajo palos. El guardameta murciano fue, sin duda, uno de los mejores jugadores de su equipo. Así pues, mediado el primer acto, Igor aprovechó una de las pocas ocasiones locales para adelantar a los suyos. La respuesta, no obstante, fue inmediata. Pizarro equilibró el tanteador y el paso por vestuarios dejó todo abierto para una segunda mitad que permitió desatar el arsenal ofensivo de ambas escuadras.

Jumilla se puso con 3-1 a su favor, merced a los goles de Fernández y Bolívar. Sin embargo, en el punto crítico y definitivo del enfrentamiento, el Levante comenzó a exhibir todo ese potencial que, desgraciadamente, no disfrutamos de manera regular. Trípodi y Emilio Buendía, por partida doble y una de ellas desde el punto de penalti, dieron la vuelta a la tortilla en tan solo seis minutos. 

Con 3-4 y los de Gea a la desesperada, el Levante aprovechó una acción de pena máxima para que, no sin cierta dosis de suspense, Cecilio desatase la alegría de todas y todos las aficionadas y los aficionados levantinistas desplazados a Murcia. Mención especial a la Peña Sin Tregua, que no quiso perderse una cita clave, al igual que está presente en cada partido y acto de nuestra sección de fútbol sala. 

El gol postrero de Jumilla no ensombreció la alegría de un Levante que, a falta de dos jornadas por disputarse, acaricia con los dedos una permanencia que semanas atrás parecía prácticamente inalcanzable. Cuestión de fe, sacrificio y entrega. Eso sí, no olvidemos que esto no ha terminado: el Cabanyal todavía espera una última noche mágica. ¿Te lo vas a perder?

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