La desgracia se ceba con un Levante sin ambición

No pudo ser. Tras conseguir hacer lo más difícil e igualar la contienda después de un postrero tanto deportivista en la primera mitad, el Levante naufragó y pecó de timorato ante un rival que, pese a sus debilidades, buscó incesamente los tres puntos en todo momento. Víctor le ganó la partida táctica a Rubi y el cuadro local se mostró infinitamente superior al actual colista de la competición en los tramos decisivos del envite.

-Foto: Jorge Ramírez / Levante UD-
Los primeros minutos de partido sirvieron para demostrar el pésimo estado anímico de ambas escuadras. Trece eran los enfrentamientos que llevaba el Deportivo sin conocer el triunfo y así se puso pronto de manifiesto. Muchos nervios y una constante inquietud que llevó al conjunto granota a erigirse como dominador territorial. La confrontación se convirtió en una verdadera guerra fría que navegó por un mar de errores y sin apenas ocasiones claras para ninguno de los equipos.

Un par de intervenciones de mérito de Mariño precedieron al primer tanto de los albiazules. Lucas ganó la línea de fondo y cedió al corazón del área para que Luis Alberto, con mucha clase, definiera a placer. Fue un duro mazazo para un Levante mejor hasta el momento y que no hizo méritos para marcharse en desventaja a los vestuarios.

La segunda mitad ofreció una imagen más agresiva de los valencianos, insistentes y perseverantes en el tramo inicial de la misma. Y de ahí nació el gol de la igualada. Balón largo, Verza filtra con maestría al interior del área y Rossi, con una maniobra de genio, quiebra a Arribas y bate con solvencia a Lux.

-Foto: Jorge Ramírez / Levante UD-
Cuando peor estaba el Deportivo, justo en el momento en el que el partido se encaminaba hacia el triunfo del Levante, el combinado azulgrana desapareció del verde de Riazor de manera súbita e inesperada. El equipo se metió atrás innecesariamente y, con la entrada de Fede Cartabia, los pupilos de Víctor comenzaron a asediar el marco de Mariño.

La entrada de Casadesús y Rubén sirvió de poco y así, a la postre, los astros terminaron de alinearse en contra de un equipo sumido en el infortunio. El balón quedó muerto en el área, Lucas golpeó, esférico al palo derecho de Mariño y rechace en la espalda del meta gallego que se introduce en su propia portería. De ahí al final, poco más que reseñar. En dos semanas, una nueva final. El Sporting, que venció por dos a uno al Atlético en Gijón, será el rival.

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