El Levante UD obtiene un punto milagroso de su visita a Anoeta

El Levante UD rubricó un empate milagroso ante la Real Sociedad en tierras vascas gracias a un sobresaliente tanto de Deyverson tras noventa minutos de máxima tensión para la hinchada granota. Los albiazules perdonaron ocasiones variopintas, de todas las formas y colores, especialmente durante un segundo acto cardíaco que finalmente se resolvió con una igualada que, si bien no suma demasiado, sí que permite dinamitar esa racha de seis derrotas consecutivas a domicilio.

-Foto: Jorge Ramírez / levante UD-
La primera mitad puso de manifiesto todos y cada uno de los males de este equipo. Gélidos y tremendamente inestables, los chicos de Rubi tardaron más de quince minutos en personarse sobre el césped de Anoeta. Durante ese cuarto de hora, los locales gozaron de una auténtica barra libre por los carriles exteriores.

Elustondo y Jonathas fueron los primeros en avisar, junto a un incisivo Vela que reclamó una posible pena máxima de Toño no señalada. Sin embargo, en el minuto 12 fue el mexicano Diego Reyes quien sí supo aprovechar la indolencia levantinista. Yuri recuperó la pelota tras un saque de esquina y cedió para el ex del Porto, que tuvo tiempo para lucirse y fusilar a su tocayo Mariño a bocajarro.

El gol estuvo cerca de ser acompañado por un testarazo de Jonathas que atajó el guardameta gallego sin demasiadas complicaciones. A partir de ese instante, el Levante despertó y comenzó a carburar de la mano de Lerma y Deyverson, los dos futbolistas más entonados de la escuadra azulgrana. 

Un disparo lejano del cafetero avisó a Rulli de lo que le esperaba un minuto después. El argentino envió la pelota al córner y, después de una pelea incesante, el ariete carioca demostró por qué es el máximo goleador de los suyos con nueve dianas. El balón dividido en el interior del área aupó al bueno de 'Dey' a los altares y equilibró el electrónico del feudo donostiarra.

-Foto: Jorge Ramírez / Levante UD-
El cambio de tendencia fue palpable, en especial gracias al decaimiento de una Real Sociedad que fue de más a menos y que despertó hasta tímidos pitidos al borde del descanso. Y así continuó la tendencia tras la reanudación. Pese a la entrada de Granero en detrimento del amonestado Xabi Prieto, la tensión y las imprecisiones se adueñaron del partido completamente.

Avisó Toño con un golpeo de larga distancia, a lo que pronto respondió la Real con dos centros consecutivos laterales que fueron bien solventados por la pareja de centrales hoy formada por Medjani y Feddal. Rubi decidió relevar a Rossi, dando entrada a Rubén, mientras que Eusebio introdujo en el campo al eléctrico Bruma para dinamitar la defensa azulgrana junto al siempre incisivo Oyarzabal.

El portugués fue el protagonista de las mejores acciones de ataques de la escuadra txuri-urdin, clarísimas todas ellas. Simao entró por Verdú para dotar de equilibrio a una medular que lo imploraba a falta de un cuarto de hora para la finalización. La peor noticia llegaría en el tramo final, con un Toño que cayó lesionado (la apariencia de la acción fue horrible) y que derivó en la vuelta de Juanfran mucho tiempo después al rectángulo de juego. 

El sufrimiento fue constante y la intensidad de los pupilos de Eusebio no obtuvo su más que merecida recompensa, para suerte de los nuestros que vuelven de Anoeta con un punto en el bolsillo que sabe a verdadera gloria y que debe hacerse bueno en Orriols el próximo domingo contra el Valencia. El derbi se antoja de infarto.

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