Un Rayo letal fulmina el corazón azulgrana

-Fotografía: ABC.com-
Una derrota más y nuevamente esa sensación de impotencia y desidia absolutas que irremediablemente fluye por las venas de todos y cada uno de los aficionados de este Levante. Es hora de dar las gracias al calendario, que marca únicamente dos encuentros más en este infausto final de temporada que empaña una identidad y un modelo otrora envidables. Quizá es hora de no morderse la lengua. De comprobar como algunos han querido hoy con dos destellos ganarse una inmerecida prórroga de su estancia en el equipo. De ver cómo otros parecían estar más fuera que dentro y de cómo el hoy capitán Vicente Iborra tiraba de casta y sudaba tinta china en pos del respeto y la dignidad que muchos merecen.

El partido ha sido, en líneas generales, divertido para el aficionado y con alternativas. Pero no nos engañemos: en condiciones normales, un Levante ordenado y trabajador puede pasar por encima del cuadro vallecano tranquilamente, sin desmerecer el buen hacer de los chicos de Jémez. Este Rayito juega mucho y muy bien, pero que nadie olvide que es tal vez el equipo más endeble en el panorama defensivo que ha visitado Orriols en lo que va de curso. Pese a ello, ha salido victorioso en un choque atípico que bien pudo presentar un final muy distinto si el italiano Robert Acquafresca hubiera tenido el punto de mira algo más ajustado.

A base de los arreones de Iborra y Rubén (quien relevó a El Zhar en el tiempo de descanso) funcionó la vertiente ofensiva de un Levante que no parecía estar sobre el verde durante los primeros cuarenta y cinco minutos. Los madrileños se adelantaron gracias a Piti (tras una falta previa por manotazo a Lell) en la primera mitad, y no fue hasta cinco minutos después de la reanudación cuando Acquafresca, a pase de Rubén, empujó el balón a puerta vacía al fondo de las mallas. Sí, marcó por primera vez en el Ciutat, pero mostró una carencia goleadora, marrando dos clarísimas ocasiones, que preocupa incluso hasta al propio míster (de manera más o menos intencionada así lo dio a entender).

Franco Vázquez y de nuevo Piti (diecisiete goles ya), tras un penalti cometido de manera inocente por Rubén, pusieron el choque en franquía a los visitantes. Con Iborra colocado en las posiciones de ataque buscando presionar la salida de balón franjirroja, un nuevo envío de Rubén supuso el dos a tres definitivo con un cabezazo inapelable del centrocampista moncadense. Pudo llegar la igualada, pero Robert no acertó con todo a favor en el mano a mano. Una derrota más, ocho semanas sin vencer y una imagen preocupante. Nos quedan dos semanas de aguantarnos. 


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