El Levante UD necesita empezar a demostrar por qué es un equipo de Primera División. La frase de "tenemos que adaptarnos a la nueva categoría" lleva caducada varias jornadas y es necesario dar un paso al frente. El equipo lleva un punto de los últimos 15 posibles y algo tiene que cambiar para lograr el objetivo de la permanencia.
 |
| - El equipo unido antes del partido ante el Valencia CF (@A.Benetó | LUD) - |
El partido disputado el pasado viernes en Mestalla frente al Valencia CF fue la gota que colmó el vaso. Un partido que trascendía más allá de los tres puntos y que significaba dar un golpe encima de la mesa tanto por el rival como por el contexto. Sin embargo, fue una completa decepción. Se vio un equipo apático, como si la cosa no fuera con ellos. Y eso no es el Levante que tanto gustó y consiguió el año pasado.
Esta semana, el conjunto de Julián Calero se enfrenta a un Athletic Club en horas bajas. Los de Ernesto Valverde aterrizarán en València después de perder por 4-0 frente al FC Barcelona y lo harán sin dos de sus mejores jugadores como Sancet e Iñigo Ruiz de Galarreta. Este partido puede marcar un antes y un después, porque conseguir los tres puntos significaría encontrar la calma en mitad de la tormenta. En cambio, una derrota podría derrumbar a un vestuario que, al menos desde fuera, se nota nervioso y podría provocar que Calero tense todavía más la cuerda de su continuidad.
El Levante UD está ante un punto de inflexión. El equipo no puede permitirse vivir del buen trabajo realizado el año pasado y sujeto a apariciones estelares de Carlos Álvarez o Etta Eyong. El vestuario, desde jugadores hasta cuerpo técnico, tiene que reaccionar de inmediato si no quieren que, a final de temporada, los números no salgan y el objetivo de la permanencia se convierta en un imposible.
Sabe mal decirlo, pero Calero tiene que dar un paso adelante, porque si no nos vamos de cabeza a Segunda. Lo de jugar vertical y al contraataque dio resultados en Segunda pero en Primera no nos sirve. En segunda parte contra el Valencia estuvimos encerrados atrás y no tiramos ni un tiro a puerta hasta que tanto fue el cántaro a la fuente que al final perdimos. Toca ganar al Bilbao en casa (por fin) o la cosa se va a poner muy fea. Por cierto, espero que a Etta Eyong no se le hayan subido los humos a la cabeza porque lleva tres partidos que ni las huele, incluso algo apático…
ResponderEliminar