Más morro que espalda

El ojo humano se puede equivocar. Las personas y profesionales se pueden equivocar. La tecnología, no siempre perfecta, no se debería de equivocar. Y con más morro que espalda, con el Levante se volvieron a equivocar.

-Acción segundo gol Villarreal (@Realización LaLiga)-
Nunca mejor es apropiada esta expresión hilada a lo sucedido ayer en el estadio de La Cerámica. Una acción que marca un partido. Un segundo gol, el de Moi Gómez, que viene precedido por fuera de juego. Infracción no avistada por el linier de Melero López, aceptable. Pero tampoco por el VAR y su responsable (que en esta ocasión era Prieto Iglesias), después de casi cinco minutos de reloj y de análisis.

Porque hay que tener mucho morro para dar por válido dicho gol, dando por supuesto donde terminaría la espalda de Rubén Vezo, quien supuestamente era el jugador que rompería el fuera de juego con la parte del cuerpo ya citada (o con su chepa). Salvo que el portugués sea Dwayne Johnson "The Rock" y no nos hayamos enterado nadie, un auténtico escalabro. ¿En qué se basan para trazar el punto final dónde se situaría Vezo? ¿Puede ser el mismo criterio de imaginación de cuándo se marcó el talón de Morales hace dos años (casualmente contra el Villarreal) cuando las imágenes mostradas por televisión impedían ver si estaba o no adelantado por haber otro futbolista rival por detrás y sin apreciarse todo su cuerpo?

Esto no es nada contra el Villarreal. Tampoco contra Melero López, que poco tuvo que ver directamente en ello al guiarse de "sus superiores" desde sala VOR para validar el gol. Es simplemente hacer eco de una gran injusticia que se produce (en esta ocasión contra el Levante UD) y que hasta a los más favorables como yo de este sistema implantado hace tres años hace dudar de su transparencia y efectividad.

Dime tú (me gustaría que alguien lo hubiera captado o haber estado justo en ese momento) qué cara se le quedaría a Vezo cuando llegase a vestuario, le mostrasen la captura del momento y le dijeran: "Por tu gran espalda, hoy no habéis puntuado". O a Morales, el capitán y líder del equipo, el coraje que se le habrá quedado. Incluso a Paco López, reacio siempre a hablar de árbitros, cuando -más allá de sus puntos débiles- en esta jornada sí había vuelto a hacer jugar bien a su equipo.

El fútbol es un constante error. O quizás habría que comenzar a pensar que el error lo tenemos nosotros, los fieles a este deporte, por partida doble. Primero por tomarnos tan a pecho los sucesos de partidos así que a la larga pueden marcar cumplir o no los objetivos. Y segundo por confiar que en algún momento todo dependerá de los veintidós hombres que se visten de corto y no de los señores con pito, con banderines o falsos arquitectos que dibujan líneas incorrectas en una pantalla pese a tener los medios necesarios.

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