Unos pitos y una pelota

Cuando me aficioné al Levante y comencé a ir al estadio, una de las cosas que me sorprendió es la paciencia de su gente. Quizás por la humildad, estar acostumbrados a pasar tiempos difíciles o en ocasiones exceso de autoconformismo, las veladas futboleras eran muy tranquilas y se aceptaba lo que sucediera. Una situación que dista mucho con la de la parroquia de Mestalla, donde no dejan títere con cabeza cuando los resultados no acompañan.

-Foto: Levante UD-
Durante la temporada pasada, la primera en la que me "granoticé", más de una semana se presenciaba un espectáculo ridículo. Motivos no faltaron para criticar o abuchear a jugadores, entrenadores o dirección deportiva por las malas planificaciones e insuficiente trabajo. De nuevo, los seguidores levantinistas, fieles a sus valores y creyentes ante todo, otra de las cosas que tanto admiro, no estallaron hasta el partido contra el Granada cuando ya todo estaba prácticamente perdido.

Lo que realmente sí me chocó y sigo sin entender es lo ocurrido el pasado domingo. ¿Cómo puede ser que se pite a un equipo que va líder, que tan solo ha perdido un día y que ha hecho disfrutar al máximo en semanas anteriores en el Ciutat de Valencia? No fue un grupo multitudinario de personas ni durante mucho tiempo, pero sí lo suficiente para hacerse notar y una señal que los futbolistas y míster seguro recibirían.

No nos vamos a engañar: fue el peor partido de largo del Levante. Muñiz no supo interpretar bien los tramos por los que se pasaba ni dio pie con bola con las sustituciones, a diferencia del resto de jornadas donde sí dio con la tecla. El claro síntoma fue el baile de fichas con Espinosa como claro protagonista. Injusto sería centrar todo en el técnico y no reconocer la parte de culpa de los héroes que han permitido comandar la clasificación, desde un Raúl Fernández errático en las salidas, un Morales al que todavía se le sigue esperando este año,... Y, por supuesto, mérito también tendría el Getafe. Es un deporte donde se enfrentan dos equipos.

¿Realmente el Levante lo merecía? ¿Realmente se está dando el valor que merece a lo hasta ahora conseguido o es que nos estamos malacostumbrando a lo bueno? Son nueve puntos de margen positivo respecto a la zona que delimita los play-off de ascenso, valiendo dicho empate incluso para conseguir mayor renta, ¿y aún así hubo quien decidió que lo conveniente era pitar? Un mal día lo puede tener cualquiera y se debería perdonar. Un día, el del estreno de la pelota (o mejor dicho balón) del período de invierno, que deberíamos olvidar. Y ahora a conquistar Reus. 


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