Los cambios, mejor tarde que nunca

Urgen soluciones en el Levante UD cuanto antes. El conjunto granota, que ya es colista de Primera División, va a la deriva deportiva mientras no se realizan cambios que mejoren la dinámica negativa del equipo.

- Kervin Arriaga en la derrota contra CA Osasuna (Juan Manuel Serrano Arce | Getty Images) -
El Levante UD ha entrado en una espiral peligrosa. Siete jornadas sin ganar, cinco derrotas consecutivas y una imagen que retrata a un equipo sin respuestas, confianza y rumbo. La derrota del día de ayer en Pamplona certifica el último puesto del conjunto granota en la clasificación.

Lo peor, la sensación de que el cuadro azulgrana compite con el freno echado y sin una idea que lo sostenga. A cinco puntos de la permanencia, la pendiente se inclina cada semana un poco más. Mientras tanto, el club vive una incertidumbre que trasciende lo deportivo. El máximo accionista, José Danvila, viajó a Londres a por inversores, símbolo de urgencia, pero el silencio posterior suena más a preocupación que a esperanza. Sin estabilidad arriba es difícil exigir claridad abajo, y sin un proyecto sólido las piezas tienden a desmoronarse por inercia.

La destitución de Julián Calero parecía inevitable. La trayectoria era insostenible, pues la plantilla necesita un estímulo que, a simple vista, no llega. Los tiempos, como suele ser habitual en el Levante UD, han vuelto a gestionarse de forma errónea. El tándem Álvaro Del Moral - Vicente Iborra sostiene un barco que hace aguas por todas partes. No es cuestión de desmerecerles, sino de asumir que la Primera División exige planificación. Y eso no se le puede pedir a alguien que no sabe si se sentará en el banquillo el próximo domingo.

Por otra parte están los jugadores. Algunos de ellos, o bien no han cuajado, o han perdido el brillo de los primeros partidos. Futbolistas como Toljan o Etta Eyong se postulaban como piezas clave, pero lo cierto es que se han ido diluyendo con el paso de las jornadas. En definitiva, una bajada de nivel colectiva. En el caso del camerunés, su marcha a la Copa África hará mella en una delantera sin gol, y con efectivos que restan más que suman cuando saltan al verde.

El Levante UD necesita reaccionar ya. Ni la semana que viene, ni cuando se anuncie un nuevo entrenador, ni cuando aparezca un inversor, ni cuando vuelva Etta Eyong. Cada jornada que pasa sin señales de vida convierte la salvación en una epopeya improbable. La historia del fútbol ha demostrado que incluso los equipos hundidos pueden levantarse si actúan con determinación.

El problema es que en Orriols todavía no han demostrado esa determinación. Y el tiempo, cada jornada que pasa, se agota un poco más. Porque los cambios, sí, mejor tarde que nunca… pero cuidado: a veces, cuando llegan demasiado tarde, ya no cambian nada.

 

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