Vayan a tomar a otros por tontos; nunca en Orriols

La Liga Española tiene mucho por mejorar y por dejar de disimular. Cuando alguien irrumpe y llega a estorbar en el mundo idílico de Tebas a sus dos estandartes, hay que estar preparados para lo peor. 

-Morales y el no penalti (@Adolfo Benetó / Levante UD)-
De cara a la gradería, es muy bonito presumir con el discurso de que esta es "la mejor Liga del mundo". Pero el discurso real debería ser otro bien distinto: una Liga en la que compiten Real Madrid y Barça y donde el resto de clubes nada o bien poco pintan en ella. Un negocio montado a placer de los citados y mientras es consentido por el resto de equipos y sus mandatarios los continuos desprecios y desigualdades a las que son sometidos, tanto a nivel del propio club como en perjuicio de sus aficionados. Horarios inhumanos, alineaciones indebidas consentidas, actuaciones arbitrales dignas de cuarto milenio,... Solo les importan dos.

Hay temporadas donde -por demérito de madridistas y culés o bien por esfuerzo y gran rendimiento deportivo de los miembros de la "otra Liga"- no mandan los primeros y la distancia de puntos en la clasificación es amplia. ¡Por Dios, el negocio se va al garete! ¡Y todavía cuando no se ha jugado 'El Clásico'! ¿Qué podemos hacer? Pues bien, tranquilos que siempre habrá algo (o alguien) que pueda dar emoción a la Liga.

Unas veces son unos los damnificados; hay otras en que incluso repiten. Y cuidado con alzar la voz en sala de prensa o redes sociales, que además te persiguen y hasta te sancionan. Anoche, el Real Madrid tan solo pudo vencer al Levante a través del trío arbitral y sus asistentes de VAR. Porque en lo futbolístico, como demostraron desde el regreso granota a la primera división, se las vieron canutas y no eran capaces de vencer los "reyes de Europa". Algo que así sucedió también meses atrás en el Santiago Bernabéu, día en que el VAR sí fue aplicado y entró en acción en los momentos requeridos.

Quien escribe estas líneas, no es creyente en que haya complots que directamente beneficien o perjudiquen a algunos. También es un firme defensor del VAR, siempre que se emplee correctamente. Pero hay actos que son faltosos e irrespetuosos y te hacen dudar de la honorabilidad de lo que siempre ha defendido, más haya de bufandas y colores. 

Cuatro acciones polémicas. Cuatro acciones en las que se consultó cuándo, cómo y lo que se quiso. Y todas ellas, siempre favorables al conjunto que viste de blanco. ¿De verdad que Iglesias Villanueva y sus VAR-bitros consideran menos penalti el derribo a Morales que el piscinazo de Casemiro por una patada al aire de Doukouré? ¿Habrían pitado en área contraria una acción como las manos de Bardhi cuando se protegía la cara, pese a estar despegadas? ¿El propio Doukouré también se tiró al suelo en una falta lanzada en la segunda parte y protestó tan aireadamente por puro vicio?

Como casi siempre, te remiten al reglamento y la interpretación. Un reglamento poco claro que es todo un mar de dudas, ya que toman al aficionado al fútbol directamente por gilipollas o debe haber una letra pequeña que solo los iluminados que vieron el penalti de Casemiro pueden leerlo. Y una interpretación que es mejor ahorrarse las palabras, porque lo más fácil sería decir que dichas acciones solo deben ser señaladas si dicho club se denomina con cierto nombre; porque para interpretación, la la del jugador madridista en el segundo penalti.

Después de todo el temporal, tras noventa y pocos minutos y el pitido final, parece que solo queda que echar sapos y culebras por la boca. El consuelo de unos pocos tontos, pensarán. Alguna declaración extra post-partido para lavar los trapos sucios, pero lógicamente ninguna queja formal o sin paños calientes con el miedo a las represalias. 

Y ya está, se acabó. En pocos días ya no se hablará de ello. Robando a los pobres para dárselo a quien menos lo necesitan. Pero estad tranquilos: joda a quien le joda, el año que viene volveremos a dar guerra. Se repetirán episodios así, bien contra el Levante u otros humildes, pero se seguirá levantando la voz cuando en el mundo de los ciegos y donde el tuerto es el rey quieran hacernos ver desde su misma y fantasiosa lupa de mirar algo que es irreal.

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