Los problemas del Levante de Joaquín Caparrós

El mejor Levante de la historia ya es eso: historia. Las dos temporadas de Juan Ignacio Martínez al frente de la nave levantinista dejaron la clasificación y debut del club en competición europea (gracias a la sexta plaza conseguida) y llegar hasta los octavos de final de la Europa League. Todo un logro para un humilde como el Levante.

Foto: Jorge Ramírez / Levante UD
Tras la marcha de JIM, llegó a los banquillos un técnico experimentado como es Joaquín Caparrós. En el utrerano se busca una figura de líder tras la marcha de hombres importantes como Ballesteros e Iborra. Su reto es el mismo que el de sus predecesores: conseguir la permanencia y buscar la estabilidad en Primera División. Sin embargo y a pesar de los números actuales, este Levante presenta algunas problemáticas que inquietan a muchos.

La primera de ellas se refiere al estilo de juego practicado. Mientras que Luís García y Juan Ignacio Martínez optaron por la velocidad y los contraataques, Caparrós intenta sacar el balón jugado desde atrás, con calma y arriesgando lo menos posible. JIM ya intentó en sus comienzos una práctica de fútbol similar, pero fue incapaz de sacar lo mejor de la plantilla y se vio obligado a cesar de sus ideas primordiales. Sin embargo, Caparrós es un entrenador fiel a sus principios y así lo ha demostrado en todos los equipos que ha dirigido. ¿Cual es el primer problema en este Levante? Se ve incapacitado a sacar el balón jugado en condiciones desde la defensa y le falta profundidad. El último pase se atraganta y cuesta plantarse ante el área rival. Todavía es pronto, es decir, se está en los primeros compases de Liga y aún se está en período de pruebas, como así ha reflejado con la utilización de distintos futbolistas en algunas posiciones y algunos cambios continuos sobre el terreno de juego.

El segundo problema que se presenta es algo inusual: la superioridad numérica. El Levante es incapaz de pasar por encima de su adversario cuando se enfrenta con un jugador más. Y es que, en este comienzo de temporada, ya son tres los encuentros (Rayo Vallecano, Almería y Real Valladolid) en que se ha dado esta circunstancia. A pesar de que en la capital se ganó, los de Orriols sufrieron y ganaron en el último momento tras desaprovechar varias claras ocasiones de gol y ver como el Rayo Vallecano se creció y logró empatar el partido.

En Almería ocurrió algo similar. El Levante perdía dos a cero, pero un penalti a favor (transformado por El Zhar para reducir diferencias) hacía que el equipo andaluz se quedara con diez jugadores. Diop empataría varios minutos después, pero ya con el dos a dos faltó empeño al Levante y los locales terminaron dominando, pudiendo haber ganado si Keylor Navas no hubiera ejercido de héroe. Ya en la última jornada contra el Valladolid, toda la segunda parte no sirvió para que el Levante no lograra un segundo gol (después de fallar Ivanschitz un penalti) que significara el triunfo granota. ¿Cual es el problema? Los de Joaquín Caparrós deben de aprovechar y aprender a sentenciar ante un equipo que se encuentra con uno menos. Esto propicia que el rival se cierre atrás y ocasiona que al Levante no encuentre espacios, faltándole visión de juego. Hay que aprovechar todas las dimensiones del terreno de juego.

A nivel subjetivo habrán otros aspectos discutibles que convenzan (o no) al público granota. Aún así, las dos problemáticas citadas son un hecho a tener en cuenta y que ha de mejorarse. Ojalá la experiencia y trabajo de Caparrós los solvente y este "nuevo Levante" pueda sacar lo mejor de sí, mejorando su imagen de juego y consiguiendo más puntos que los presentes en el casillero de la clasificación.


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